El último "superalimento" viene de Japón y es adictivo.
Una alta dosis de energía y, a la vez, una actitud calmada y concentrada. Sí, existe algo que lo consigue. El último superalimento viene de Japón, es verde, se consume principalmente como bebida caliente y tiene tantos beneficios como historia. El matcha, además, engancha.
La buena fama del té verde lleva años entre nosotros. El matcha es su versión más concentrada y exquisita, y por tanto mucho más potente.
El primer secreto está en la forma en que es cultivado, ya que las plantas crecen a la sombra para que tengan más aminoácidos y clorofila, responsable de su llamativo color.
El segundo factor diferencial es la manera de fabricarlo y de beberlo, pues en lugar de picar las hojas de la planta e infusionarlas, como se hace habitualmente con el té, el protagonista del nuevo "boom" se obtiene de moler las hojas más tiernas hasta conseguir un polvillo muy fino que se disuelve directamente en el agua. Literalmente, te bebes la planta.
Con cada trago de matcha recibimos los beneficios de varias tazas de té verde. El principal tiene que ver con los flavonoides naturales llamados catequinas, de gran poder antioxidante. Pero además se relaciona a esta bebida con efectos adelgazantes, con una mejor piel (debido a los polifenoles) y con una sobredosis de energía de "liberación lenta".
"La combinación de catequinas, dosis bajas de cafeína y L-teanina hacen tel té verde matcha la fuente perfecta de energía concentrada", explican Aidan Goggins y Glen Matten, expertos en nutrición, en "El libro del té marcha" (Libros Cúpula).
Pero lo mejor de este poderoso té es que tiene muy buen sabor, tanto que puede ser usado para cocinar pasteles, helados, postres, salsas y aliños. Los expertos lo definen como peculiar y agradable, cercano al llamado quinto sabor o umami (sabroso).
El origen.
El polvo de té verde superconcentrado puede ser nuevo para Occidente, pero ostenta una larga historia en Japón y antes en China, donde nació de la mano de los monjes zen budistas.
Cuentan Louise Cheadle y Nick Kilby, propietarios del emporio Teapigs y autores de "El libro del té matcha", que el monje japonés Myoan Eisai lo llevó a su país hacia 1191 y se dedicó a promover su consumo, pues lo consideraba fundamental para la meditación. "El té es el remedio mental y médico definitivo y tiene la capacidad de hacer la vida de uno más plena y completa", escribió Eisai.
Con el paso de los años los chinos abonaron la tradición de otras variedades, como el pu-erh, el oolong y el té negro, mientras que los japoneses convirtieron al matcha, "el elixir de los inmortales" para Eisai, en parte de su cultura y su arraigada ceremonia del té.
Durante mucho tiempo estuvo reservado a las clases japonesas más pudientes, y aún hoy, cuando se ha popularizado y lanzado a conquistar el resto del mundo, una buena variedad de matcha no está al alcance de todos.
TÉ MATCHA
Cómo prepararlo.
Como explica "El libro del té matcha" (Libros Cúpula), la forma clásica de prepararlo es batirlo en agua caliente usando un batidor de bambú. Luego se sirve en un cuenco a la manera japonesa. En la adaptación occidental se puede utilizar un batidor de mano o espumador de leche.
El matcha suele venir en botes o frascos. Para una taza se calcula media cucharadita. Algunas marcas incorporan un medidor de madera muy útil para esto. El agua debe estar muy caliente pero no hirviendo, para que no queme el polvo.
Un matcha de alta calidad se distingue, además de por su precio, por su color brillante; un potente olor vegetal, dulce y fresco; su tacto cremoso, espeso y suave y su inconfundible sabor, siempre agradable e intenso.