Para vivir una vida que no es una aproximación, tienes que pagar el precio. Pagar el precio significa demoler los límites del yo artificial, cortar los lazos con el pasado, decir a las ideas locas "Esto no soy yo", extirpar los sentimientos vampirícos producidos por la angustia de la soledad, expulsar los deseos sexuales insatisfechos inculcados por la industria rapaz para que los desvíes consumiendo inutilidades, arrancar de cuajo el rencor, la violencia impotente, el auto desprecio, la desconfianza absoluta y el egoísmo cobarde. Si no lo haces, estarás todo el tiempo haciendo las cosas a medias, creyendo que una aproximación es la única meta posible. ¡No te quedes en la mitad, autodestruyéndote! ¡No abandones la lucha sólo porque tienes que hacer un esfuerzo más!.
El intelecto puede preguntar pero no puede responder, puede creer pero no puede crear, puede imaginar pero no puede conocer... Quien se encierra en sus límites mentales acaba escapando de toda experiencia real.
La unión contigo mismo y el mundo no se realiza a través de palabras sino de actos. Pero el ego artificial, encerrado en la jaula del yo inculcado, nos engaña enseñándonos a sentirnos de mil maneras no auténticas, inculcándonos gestos estereotipados, haciendo que establezcamos nuestra piel como una frontera, dividiendo nuestro cuerpo en interior y exterior, embebiendo de angustia a la carne, catalogándonos como feos, bellos, gordos, flacos, altos. bajos, jóvenes, viejos: nos parece que a nuestro cuerpo siempre le sobra o falta algo.
El yo artificial nos vela la posibilidad de vivir nuestro organismo usándolo en toda su extensión, concibe el acontecimiento sexual como un problema molesto y nos obliga a deslizar los normales apetitos en un ocultamiento manchado de una verguenza hija de caducos sermones religiosos.
El yo artificial solo nos permite -como sucedáneo de sus incesantes críticas- la rabia sórdida, la envidia amarga, la desesperanza. Se niega de manera terca a que desarrollemos sentimientos sublimes como el amor universal, la bondad desinteresada, el sagrado agradecimiento a la vida, el éxtasis a la libertad y el encuentro con nuestro Dios Interior.
Si quieres vivir una vida auténtica,
enseña a tu intelecto a pensar con belleza:
El mundo no es lo que pensamos que es.
Como todo va cambiando, todos los sistemas son útiles un tiempo
y luego se tornan arbitrarios.
Todo está conectado con todo.
Con fe, paciencia y perseverancia, todo es posible.
No te realizas en el pasado, ni en el futuro, sino ahora.
Ahora es el momento de poder.
Todo está vivo y puede responder si eres capaz de desarrollar tu atención.
Si desarrollas tu creatividad encontrarás siempre otra forma de hacer algo.
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