Cuando un hombre da su verdadero don sexual a su mujer,
la penetra y hace que ella florezca en el Amor mas allá de todo limite.
Lo mismo ocurre con el mundo.
Para que la mujer y el mundo florezcan verdaderamente
hace falta autenticidad, persistencia, presencia, generosidad y valentía.
El hombre debe conocer su verdad esencial
y estar dispuesto a dar sus dones plenamente.
Sin retener, sin retenerse.
Debe estar dispuesto a dedicar su sexo y su vida a potenciar el Amor,
dando incondicionalmente en una espiral ascendente hacia el Amor,
penetrando a la mujer y al mundo con sus verdaderos dones.
Esta actitud no es fácil de encontrar, es el camino del hombre superior.
David Deida.