Los mayas pensaban que todos somos parte integral
de un único organismo gigantesco.
Los budistas, de igual modo, creen que pertenecemos a una realidad superior,
que somos parte de un Todo gigante y que ese Todo está vivo dentro de cada uno.
Según los mayas, el reino mineral, vegetal, animal y toda la materia
esparcida por el universo a todas las escalas, desde un átomo hasta una galaxia,
son seres vivos con una conciencia evolutiva.
Cuando los hombres despertemos y nos demos cuenta
de ese único organismo gigantesco,
todas las relaciones estarán basadas en la tolerancia y la flexibilidad,
se acabarán los juicios y los valores morales,
pues el hombre, sentirá a los otros hombres, como otra parte de sí mismo.
Los mayas expresaban ese concepto de unidad en su saludo diario,
cuando se encontraban se saludaban diciendo:
"IN LAK'ECH",
que significa "yo soy otro tú",
a lo que contestaban:
"HALA KEN",
que significa: "tú eres otro yo".