Cualquier cosa que esté ocurriendo en las circunstancias de tu vida, detente.
Sólo por un momento.
¿Qué es lo que sientes, ahora?
¿Hay alguna tensión en la cabeza, en la mandíbula, en la garganta,
en los hombros, en el pecho, en el vientre, en el trasero?
¿Qué postura tiene el cuerpo?
¿Hay áreas de presión, tensión, contracción, dolor?
¿Hay partes que se sienten calientes, ligeras, dilatadas, hormigueando?
Deja de tratar de resolverlo todo.
El descanso también es sagrado.
Todo gran viaje se nutre de los momentos en los que hacemos un alto.
Ríndete.
Abandónalo todo.
Entrega todo al abrazo de este momento.