La felicidad se construye en el día a día, con lo pequeños detalles.
Incluso se podría decir que se trata de una rutina, en el sentido de que existe una serie de hábitos cotidianos que nos ayudan a alcanzar esta ansiada meta vital. El mindfulness nos ha enseñado que los ritmos de vida frenéticos juegan en contra de nuestro bienestar, pero también de la productividad, uno de los factores imprescindibles para sentirnos realizados. Por eso, el escritor y coach Jeff Haden ha elaborado una lista muy particular con los ocho que debemos eliminar
de nuestras vidas para ser más productivos y, a la postre, felices.
de nuestras vidas para ser más productivos y, a la postre, felices.
Chequear el móvil mientras hablamos con alguien
La irrupción de los smatphones ha generado nuevas adicciones, a las que se asocian problemas de salud psíquica y física. Cada día consultamos nuestros móviles una media de 150 veces, según un estudio llevado a cabo por Nokia, lo que a la larga acarreará una serie de repercusiones en la llamada generación phubber. Entre ellas, que perdemos la capacidad de atención a las personas que tenemos enfrente, con un claro perjuicio para la comunicación. Expresarnos con alguien de carne y hueso, de forma directa y sincera, reportará más beneficios que actualizar el estado de Facebook.
Activar el piloto automático de la multitarea
¿Cuál es la última vez en que estabas plenamente concentrado en la realización de una sola actividad? Si te cuesta recordarlo, seguramente estas obteniendo unos resultados contrarios a los que te propones pues, como afirma el dicho popular: ‘quien mucho abarca poco aprieta’. La atención y la concentración en una única tarea nos permite avanzar más rápido, aprender, entender cuestiones de fondo que pueden pasar desapercibidas y, en definitiva, “detectar oportunidades para tender nuevos puentes”, apunta Haden.
Prestar más atención a la gente que menos conocemos
Las relaciones sociales son el pilar fundamental de nuestra vida y su contribución al bienestar personal es innegable. La mayoría de estudios sobre esta cuestión han demostrado que cuanto mayor sea el círculo de amistades de una persona más feliz será. La familia y los amigos son una fuente constante de cariño y apoyo mutuo, lo que permite aumentar nuestra autoestima, reforzando la confianza en uno mismo y siendo más optimistas. Ellos deben ser quienes acaparen el grueso de nuestra atención y cuidados. No está demás intentar agrandar el círculo de amistades, aunque como advierte el coach, siempre que no vaya en detrimento del tiempo que dedicamos a los nuestros.
Atender diferentes perfiles sociales y correos con un mismo objetivo
Primero una notificación en la cuenta de Twitter, luego en la de Facebook, después un correo electrónico con el mismo contenido en la bandeja de entrada de la cuenta del trabajo y, para rematar, en la del correo personal. Es repetitivo, pero lo chequeamos todo. Además, lo hacemos al instante. Siguiendo con la filosofía del mindfulness: keep calm and enjoy life. Si una notificación es tan importante como para que tengamos que reaccionar al instante, entonces sonará nuestro teléfono. Intentar estar a todo y hacerlo hará que perdamos el foco, nos ralentizará y, lo que es peor, acabará generándonos estrés y ansiedad a la larga. Todo puede esperar y, al menos en algún momento del día, seguro que hay cosas más importantes que hacer o personas con las que disfrutar del momento, sin chequear el WhatsApp.
Intentar olvidar los errores o fracasos
No te castigues por hacer algo mal. Analízalo y descubre que ha fallado para evitar volver a repetirlo y aprender de él. Si logramos concentrarnos en las cualidades positivas que nos hacen ser lo que somos, lograremos conservar nuestra autoestima ante las dificultades, para poder sacar provecho de éstas y afrontarlas de la mejor manera posible.
Lanzarse sin sopesar las consecuencias
Es imposible estar seguros al 100% de que la decisión que tomamos es la correcta pero, al menos, debemos haberlo valorado y contar con el compromiso de que asumiremos las consecuencias y de que lucharemos para conseguir el objetivo. Sin embargo, Haden es consciente de que muchas personas se piensan demasiado las cosas antes de hacerlas, lo que tampoco recomienda: “a veces tienes mucho menos que perder de lo que puedes ganar”.
Lamentarnos
El primer paso para sentirnos bien pasa por aceptarnos tal y como somos, sin lo cual nunca lograremos evolucionar y hacernos mejores personas. Lo mismo sucede con las personas que nos rodean, hay que aprender a aceptarlas como son, con sus defectos y virtudes para disfrutar más de su compañía, aumentar nuestra capacidad de resiliencia y, en definitiva, nuestro bienestar.