"En verdad os digo que sois uno con la Madre Terrenal,
ella está en vosotros y vosotros en ella.
De ella nacisteis, en ella vivís y a ella de nuevo retornareis.
Guardad por tanto Sus Leyes, pues nadie puede vivir mucho ni ser feliz
sino aquel que honra a su Madre Terrenal y cumple Sus leyes.
Pues vuestra respiración es Su respiración, vuestra sangre Su sangre,
vuestros huesos Sus huesos; vuestra carne Su carne; vuestros intestinos Sus intestinos; vuestros ojos y vuestros oídos son Sus ojos y Sus oídos.
En verdad os digo que si dejaseis de cumplir una sola de todas estas leyes,
si dañaseis uno solo de los miembros de todo vuestro cuerpo,
os perderíais irremisiblemente en vuestra dolorosa enfermedad y sería un llorar
y rechinar de dientes. Yo os digo que, a menos que sigáis las leyes de vuestra Madre,
no podréis de ningún modo escapar a la muerte.
Y quien abraza a las leyes de su Madre, es abrazado por madre también.
Ella curará todas sus plagas y el nunca enfermara.
Ella le dará larga vida y le protegerá de todo mal;
del fuego, del agua, de la mordedura de las serpientes venenosas.
Pues ya que vuestra madre os alumbro, conserva la vida en vosotros.
Ella os ha dado Su cuerpo, y nadie sino Ella os cura.
Feliz es quien ama a su Madre y yace sosegadamente en Su regazo.
Porque vuestra Madre os ama, incluso cuando le dais la espalda.
Y ¿cuánto más os amara si regresáis de nuevo a Ella?
En verdad os digo que muy grande es Su amor, más grande que la mayor de las montañas
y más profundo que el más hondo de los mares.
Y aquellos quienes aman a su Madre, ella nunca les abandona.
Así como la gallina protege a sus polluelos, como la leona a sus cachorros,
como la madre a su recién nacido,
así protege la Madre Terrenal al Hijo del Hombre de todo peligro y de todo mal."
Evangelio Esenio de la Paz.