Hay personas que sufren porque sienten que necesitan saciar su apetito continuamente o bien que necesitan comer bastante cantidad en cada comida.
Aunque esto puede depender de la edad, el metabolismo y el ritmo de vida de cada uno, hay algunos alimentos que nos ayudan a sentir el estómago lleno sin necesidad de consumir grandes cantidades.
Es importante destacar que una alimentación equilibrada es, en general, mucho más saciante que una alimentación rica en grasas y azúcares. Además, destacamos los alimentos más saciantes y algunos consejos que nos ayudarán a evitar los ataques de hambre.
Las frutas y las verduras
Las frutas y las verduras, especialmente crudas, nos ayudan a saciar el hambre y a nutrir a nuestro organismo de vitaminas y minerales consumiendo a la vez poquitas calorías. La combinación de fibra y agua llena nuestro estómago fácilmente, y aunque también se pueden digerir rápidamente, nos ayudarán a resolver esos momentos en que tenemos necesidad de picar alguna cosa.
Una buena opción son los batidos de fruta, en los cuales podemos mezclar algunas frutas y batirlas con agua, además de endulzarlas con un poco de estevia si las frutas son poco dulces. En cambio, los zumos naturales no son tan saciantes, ya que en la mayoría de casos no contienen ya la fibra de la fruta.
Otra opción muy saludable es el gazpacho, un batido de vegetales (tomate, pimiento, pepino,…) que tomaremos sin filtrar, para que conserve su fibra natural.
Alimentos integrales
La mayoría de harinas y cereales que consumimos hoy en día son refinados, ya que se les ha extraído la fibra. Si los consumimos integrales resultarán mucho más saciantes y también más beneficiosos para nuestro organismo. Podemos optar por alimentos integrales como el arroz, el pan, la harina para elaborar repostería, etc.
Agar-agar
El agar-agar es una alga que nos ayuda a cuajar alimentos, ya que funciona como una gelatina. Esta alga es muy saciante ya que su función de espesante se da también en el estómago. Cuando llega al estómago se mezcla con los jugos gástricos, aumenta su volumen y produce sensación de saciedad.
Además es muy depurativa, ayuda a deshacernos de toxinas y mejora la función intestinal, evitando el estreñimiento.
La podemos usar para espesar sopas y guisos, y también para preparar postres de gelatina con zumos de frutas o con bebidas vegetales.
Las legumbres
Las legumbres, que antiguamente se consumían muy habitualmente, están actualmente un poco olvidadas, y sin embargo son un alimento excelente. Son ricas en proteína, por lo que tranquilamente pueden ser el plato principal de una comida, acompañadas de un poco de verdura y/o cereal, y además, a diferencia de la proteína animal, son ricas en fibra. De hecho, al comerlas normalmente ya notamos que nos llegamos con facilidad.
Si tenemos tendencia a malas digestiones podemos cocinarla con un poco de comino, curry o hinojo, y no mezclarlas con demasiados alimentos, o bien triturarlas y tomarlas como puré.
Un remedio antiguo
Podemos hacer un preparado altamente saciante moliendo y mezclando partes iguales de semillas de lino, salvado de trigo y psyllium (una planta medicinal que se usa como laxante natural). Tomaremos una o dos cucharadas soperas de este preparado mezcladas con un vaso de agua, unos 10 o 15 minutos antes de cada comida. Notaremos rápidamente como no tenemos la necesidad de ingerir tanta cantidad.
El agua
Muchas veces confundimos el hambre con la sed, y otra veces es sencillamente “hambre emocional” o la necesidad de llevarnos algo a la boca. Para esos momentos no hay nada mejor que beber dos vasos de agua. De hecho cada vez que tenemos hambre podemos beber agua. Si el hambre sigue cinco minutos después, entonces podemos comer alguna cosa.
Es importante que el agua sea tibia y que evitemos tomar el agua muy fría, que puede enfriar el sistema digestivo y además dificultar la digestión de los alimentos.
Masticar bien los alimentos
No podemos dejar de comentar la importancia de masticar bien los alimentos para ayudar a saciar el apetito. El hambre dura unos 20 minutos cuando empezamos a comer. Si masticamos bien no necesitaremos tanta cantidad de comida, y además haremos una mejor digestión de lo que hemos comido.