La vida de la gente está absolutamente envenenada, envenenada por la cabeza:
las personas no sienten, ya no son sensibles, nada les conmueve.
Sale el sol, pero no surge nada en ellas; miran el sol con los ojos vacíos.
El cielo se llena de estrellas -¡la maravilla, el misterio!--,
pero no se mueve nada en sus corazones, no surge ninguna canción.
Los pájaros cantan; el hombre se ha olvidado de cantar.
Las nubes llegan al cielo y los pavos reales bailan;
y el hombre no sabe bailar, se ha vuelto un tullido.
Los árboles florecen; el hombre piensa, no siente nunca,
y sin sentir no hay florecimiento posible.
Osho.