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Sus flores de color amarillo crecen en zonas montañosas. La planta y sus rizomas son utilizados para la elaboración de ungüentos con características antiinflamatorias y analgésicas de gran poder.
Aplicaciones de la árnica
Golpes. Llenar un recipiente de cristal con la misma cantidad de rizoma de romero, de hipérico y árnica. Cubrirlo con aceite de oliva y dejarlo reposar tres semanas. Filtrar y aplicar en la zona dolorida. Esta loción promueve la curación de las contusiones.
Molestias de espalda. Sumergir los ingredientes de árnica, romero, lavanda y cantueso en alcohol etílico y dejar reposar por tres semanas. Obtendremos un tónico que atenúa el dolor de cuello, hombros y espalda.
Huesos. Son conocidas las pomadas a base de esta planta, harpagofito y consuelda para aliviar la fatiga muscular, y soldar las fracturas. Acelera la curación de las torceduras y calma los dolores reumáticos.
Varices. La pesadez en las piernas y las arañas vasculares mejoran con un masaje en la zona a base de una pomada o gel que contenga extracto de árnica combinado con ingredientes como ciprés, hamamelis y castaño de indias.
Shock. Los especialistas homeópatas recomiendan la árnica en proporciones infinitesimales para restituir las funciones orgánicas tras un estado de shock.
Cabello. Algunos champús contienen este ingrediente por sus funciones potenciadoras del riego sanguíneo. La raíz del cabello y la piel circundante se mantienen en un alto nivel de nutrición.
Precauciones
La planta de arnica no debe tomarse ni aplicarse sobre las heridas abiertas o en proceso de cicatrización. Si aparece cualquier amago de dermatitis, hay que abandonar la aplicación.
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