Charlando con una paciente embarazada sobre la falta de ingresos de dinero en los primeros meses de su bebé, se hizo notable las metas extremadamente cortas que se proponía: eran apenas sobrevivir hasta que pudiera dar clases nuevamente… y ahí tampoco se planteaba mucho. Le recordé que, cuando surgieron problemas, ella y su marido pudieron solucionarlos; eso quería decir que la capacidad y los recursos existían, entonces ¿por qué sólo utilizarlos cuando había una emergencia y no todo el tiempo? “Sí, me contestó, siempre algo aparece”.
¿Aparece o está y no lo utilizamos?
Estamos entrenados para lo mínimo. Somos esclavos inconcientes de una mente estrecha y temerosa. Programamos pequeños pasitos y retrocedemos cuando surgen inconvenientes. Así, nos encerramos en el corralito y observamos admirados y envidiosos a los que se atreven a soñar en grande, guardando los nuestros en el fondo de nuestro corazón.
¿Cómo nos saboteamos si acaso queremos algo más?
En principio, surgen los “no puedo, no soy suficiente, no sé, en mi familia no somos así, no me lo merezco, me falta (cualquier cosa),”. Luego, los “no se debe desear o tener mucho, el universo me lo va a cobrar, los ricos o el dinero son malos (y yo soy bueno o espiritual), los demás me van a envidiar o criticar, la vida es lucha y sufrimiento”. Y finalmente “voy a tener que trabajar todo el día, no tendré tiempo para mi familia o para mí, no voy a aguantar”.
Todos esos son planteos de la mente, concebidos bajo el influjo del Ego, que siempre se cree poco y solo y busca reaseguros en el exterior. Desde este lugar, no hay posibilidades de crecer que no sea desde la inútil telaraña llena de complicaciones que diseña la mente. ¿De qué otra forma podemos hacerlo? Desde el Ser, acallando las voces del Ego y poniendo el poder en un nivel superior.
Habitamos en otro tiempo, uno en que la Nueva Energía está abriendo caminos totalmente novedosos y distintos. Estamos siendo movidos desde la estructura misma para cambiar. Seguramente, lo debes estar sintiendo: los problemas que estás atravesando no se solucionan con arreglos cosméticos, con hacer lo de siempre, con pequeñas y pobres estrategias. Necesitas un salto cuántico, una transformación total. Hasta que no la hagas, las dificultades sólo crecerán y te ahogarán. Lo sabes…
La abundancia de toda clase ahora está aquí, disponible para quien la reclame. Es una enorme fuente infinita, pero la reducimos a un chorrito. Seguimos creyendo que debemos merecerla a través de una pelea dura y dolorosa. ¡Qué desperdicio! Proclamamos que creemos en un Dios amoroso pero, en la realidad, lidiamos con uno monstruoso y vengativo. ¿Cuándo viviremos en un mundo amable?
Es tu responsabilidad bajarlo. Tu Ego avala la lucha. Tu Ser está conectado a la Gracia de Dios/Diosa y lo único que debes hacer para recibirla es permitirla. Tan simple. Tan complicado (para la mente). La clave es no enredarte con ella, no pelear, no justificar, no explicar: es así porque es así, porque Dios/Diosa te creó perfecto. Es natural.
Tu Ser crea en plenitud, alegría, sabiduría, amor.
¿No eres suficiente? Eso es del Ego. Ya eres. Eres un humano divino. Sólo ábrete a recibir lo que es para ti. Sueña tu sueño y permite que se haga realidad, guiado por el Espíritu, sostenido por la Luz. Expande tus limitaciones y respira profundamente para albergar la energía del universo en ti. Libera lo que te han enseñado e inspira un nuevo mundo. Hazlo posible en tu vida primero. Desde allí, gota a gota, pronto seremos un océano de amor bañando una tierra maravillosa.
Autora: Laura Foletto.