sábado, 28 de mayo de 2011
"Enterrar el baúl de los celos". Alejandro Jodorowsky.
Una marido pelea acaloradamente con su esposa porque dice que ella gasta demasiado dinero. Como ve que ella no puede corregirse, la lleva donde un Maestro. El viejo sabio les dice a los dos: “Si mantenemos todo el tiempo la mano cerrada como un puño, es una deformidad, e igualmente es una deformidad mantener la mano todo el tiempo estirada. Lo bueno es abrirla y cerrarla, equilibrar”… Esta historia nos indica que las posiciones extremas nos impiden avanzar en la vida. Las actitudes fluidas, nos permiten vivir con felicidad.
Un consultante chileno me envía un mail: “Mi mujer está en Francia, regresará el mes que viene. Un amigo me ha telefoneado diciéndome que ella me engaña. Estoy rabioso. ¿Qué hago? ” Le respondo: “¿Amas a tu mujer?”. “Por supuesto que sí, y es por eso que estoy invadido por los celos”. “¿Estás seguro que lo que te dice tu amigo es cierto?”. “No estoy muy seguro, pero…” “¡No digas más! ¿Conoces la historia del viejo que entierra un baúl? ¡Te la voy a contar!”…
Un caballero de edad avanzada, ha tenido muchos años a un fiel servidor, tan viejo como él. Este servidor le dice a su patrón: “Señor, su joven esposa tiene un amante. Hoy usted ha llegado más temprano de lo que había anunciado. Ella, que estaba encamada con su amante, lo ha escondido en este baúl, al que cerró con llave. Dígale que lo abra.” El caballero llama a su mujer y le ordena que abra el baúl. La mujer, con aire ofendido, le responde: “En este baúl no hay nadie, pero si tu le crees más a tu sirviente que a mí, y me haces abrirlo, yo te dejo para siempre.” El servidor dice entonces: “Señor, usted le cree más a una mujer que conoce sólo un año, y no me cree a mí, que he estado a su servicio más de 30 años. Si no la hace abrir el baúl, soy yo el que se va”. El caballero, no queriendo perder a ninguna de las dos personas, a ella porque la ama, y al servidor porque le es esencialmente útil, exclama: “¡Muy bien, abramos un hoyo en el jardín y enterremos el baúl así cerrado, y que ya no se hable más de él!”… Le envío una última respuesta al consultante: “Deja que tu mujer regrese, no le digas nada, entierra el baúl. Que sea verdad o mentira lo que te diga tu amigo, eso no impedirá que estés junto a la mujer que amas”.
En los Evangelios se cuenta que de pronto María le dice a José: “Estoy encinta”. “Pero ¿cómo? ¡Aún no hemos hecho el amor!” “¡Aún soy virgen, Dios me ha preñado!” José duda, pero no quiere decirle a toda la tribu que ella lo ha engañado porque según la Ley, tendrán que lapidarla. Y eso, por su inmenso amor, no quiere que suceda. El amor para él es más fuerte que todas las leyes del mundo. No la denuncia, pero, sin poder soportar los celos, se va, sumergiéndose en la soledad, la tristeza, la pobreza. Lo ha perdido todo. Se duerme al borde de un camino. Sueña: un ángel le dice “Cree”. Y José decide aceptar ese sueño. El sacrificio de sus dudas y celos le exige una fuerza moral inmensa, pero su fe y su amor son inconmensurables. Ha enterrado el baúl: ya puede aceptar al hijo de Dios. Ese hijo de Dios es un alto nivel de conciencia que le permite vivir en el mundo eliminando la crítica de su corazón.
Alejandro Jodorowsky.