Sabemos que los animales tienen emociones, sabemos y hemos visto sus comportamientos generosos y solidarios hasta con otras especies, y ahora la conmovedora historia de Fe nos demuestra que el afán de superación en los animales también puede llegar hasta situaciones que consideramos antinaturales y que nos hacen replantearnos que hay pocas cosas imposibles.
Fe nació en la navidad del 2002 con 3 patas, pero como sólo las dos traseras estaban sanas, la delantera se la amputaron con 7 meses de edad.
Su madre lo rechazó y tras varias manos, llegó a la familia de Jude Stringfellew, quien se propuso cuidarle y enseñarle a sobrevivir y caminar como los humanos mediante distintas estrategias, como usar una tabla de sky.
El aprendizaje fue muy duro y dificil, que exigió un gran trabajo y perseverancia, prácticamente un milagro, pero Fe ha aportado tanto a su familia con su amor incondicional y su presencia, que la familia ha decidido compartirlo con la sociedad, para que los dos manos vean y aprendan, a tolerar y respetar mejor a quienes nos rodean.
La imagen de Fe caminando erguido es realmente poderosa y es una demostración colectiva de que no hay límites, de que los mayores obstáculos son el miedo, los prejuicios y no intentar las cosas, y de que, por muy dramática que sean nuestras circunstancias vitales, siempre hay una esperanza para mejorar.
Pero Fe no lo ha conseguido solo, sino que ha contado con el apoyo, el cariño y el tesón de toda una familia, y esos son los ingrediente realmente milagrosos: Amor y Entrega.
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