miércoles, 4 de noviembre de 2020

"Electro-Magnéticos". Por Joe Dispenza.


Un investigador francés llamado René Peoc’h demostró el poder de la intención con unos polluelos recién nacidos. Cuando los pollitos rompen el cascarón, están programados por el fenómeno de la impronta para reconocer a su madre, a la que siguen a todas partes. Pero, si la madre no está presente en el momento del nacimiento, se vinculan al primer objeto que ven en movimiento. Por ejemplo, si un polluelo ve a un ser humano, lo seguirá a todas partes como si fuera su madre.

Para este experimento, Peoc’h construyó un tipo especial de generador digital aleatorio: un robot que giraría aleatoriamente hacia un lado u otro según avanzaba. El cincuenta por ciento de las veces tomaría el camino de la derecha, y el otro cincuenta, el de la izquierda. 

Como prueba de control, grabó los movimientos del robot sin que hubiera polluelos presentes. Descubrió que, con el tiempo, el robot acababa recorriendo las distintas zonas del terreno el mismo número de veces.  A continuación, Peoc’h expuso a unos polluelos recién nacidos al robot. Tal como esperaba, el robot dejó su impronta en los pollitos como si fuera su madre, y éstos lo siguieron por todo el terreno. Cuando los animales se vincularon con el robot, el científico los encerró en una jaula con un lado descubierto, para que pudieran ver al robot pero no encaminarse hacia él.

Lo sucedido a continuación fue increíble: el deseo de los polluelos de estar cerca de la que creían su madre (en este caso, el robot) influyó en los movimientos al azar de la máquina. Ya no se desplazaba por todo el corral, sino que permanecía en la zona del terreno que se encontraba más cerca de los polluelos. Si la intención de un polluelo es capaz de influir en los movimientos de un robot, imagina lo que puedes conseguir tú si decides atraer un nuevo futuro. 

En el punto cero del campo unificado no sólo cobras consciencia de lo que ya existe, sino que puedes materializarlo a través de la atención y la intención. Allí, puedes ser un genio. Puedes nadar en la abundancia. Puedes disfrutar de buena salud. Puedes ser rico. Puedes protagonizar una experiencia mística. Puedes crear un trabajo maravilloso. Puedes resolver los problemas que te agobian.

El fundamento digamos serían 2 elementos primordiales: un elemento eléctrico y otro elemento magnético. Nuestro deseo, anhelo (pensamiento) que ejecutado con intención, conforma la información que enviaremos al campo cuántico, representará la carga eléctrica. 

En la práctica sería: una intención definida (eléctrico) y una emoción elevada (magnético). La intención definida es exactamente eso: debes tener muy claro lo que quieres generar, ser lo más específico posible y describirlo al detalle. 

Ahora debes combinar esa intención con una emoción elevada: amor, gratitud, inspiración, alegría, ilusión, asombro, fascinación, por citar únicamente algunos ejemplos. Tienes que sintonizar con el sentimiento que esperas experimentar cuando tu deseo se materialice y sentir la emoción antes de vivir la experiencia. La emoción elevada o superior (que acarrea una energía más poderosa) es la carga magnética que envías al campo. 

Y como acabas de leer, cuando combinas la carga eléctrica (tu intención) con la carga magnética (la emoción superior), creas una impronta electromagnética equivalente al estado de tu ser. Por añadidura atraerás esa posibilidad hacía ti, digamos que las condiciones engranarán y se manifestará esa realidad.

 Extracto del libro Sobrenatural de Joe Dispenza.
Imagen de compartiendoluzconsol.wordpress.com