Tu madre, esa mujer hiriente y agresiva, es una niña profundamente herida. Fue una huérfana emocional. Con suerte ha sobrevivido. No sigas esperando su amor. Ella es un cactus: está llena de espinas, que le sirven para no volver a sufrir. Ella es incapaz de demostrar más afecto del que expresa. No sigas esperando que dé lo que no puede dar. Deja de pelear con ella. Es una niña herida, una niña abandonada, una huérfana emocional. Por fuera parece adulta, pero es una niña congelada.
Dr. Sebastián León.
Publicado por Psicopedagoga Natalia Calderón A.