domingo, 15 de julio de 2018

"La Unica Barrera Que Nos Queda es la Interna". Daniel Goleman.



"Los beneficios de la meditación" es el título del nuevo libro de quien popularizó la inteligencia emocional. Para enfrentar el mundo hiperconectado de hoy, el psicólogo recomienda esta práctica que ocultó por años y donde, cuenta, el Dalái Lama y un chileno fueron clave. Sobre evidencia científica reciente, dice: "El mindfulness puede ser la adaptación evolutiva que necesitamos". 



Daniel Goleman, el célebre psicólogo estadounidense, propulsor del término "inteligencia emocional" y por más de una década periodista científico del New York Times, guardó un secreto durante años: él era un meditador.

-Me tomó casi 50 años poder escribir este libro -dice, con una afable sonrisa, a través de Skype, desde Massachusetts-.

Goleman habla de "Los beneficios de la meditación", publicación recién editada en español bajo el sello Kairós. El libro busca ser el primer compendio de investigación científica que pruebe cómo la meditación cambia la mente, el cerebro y el cuerpo. Una convicción acerca de la práctica contemplativa que, antes de ser demostrada científicamente, Goleman ya intuía y que, en virtud de esa corazonada, comenzó a experimentar. Todo esto, por cierto, muy marcado por el sigilo que el exigente mundo académico de Harvard imponía:

-Estábamos en los 70. Recuerdo que cursaba mi doctorado junto a Francisco Varela, científico chileno que terminaría por ser un amigo muy cercano, cuando comenzamos a interesarnos en su práctica -dice Goleman-. Por esos tiempos era casi escandaloso comenzar a introducirse en algo como la meditación y ser un estudiante de psicología clínica en Harvard. La psicología clínica estaba muy dominada por gente con una mirada psicoanalítica y a ellos se oponían a los conductistas que decían que no se puede estudiar nada en la mente. Entonces eso, sumado a que cinco años antes habían despedido de mi departamento a Richard Alpert por experimentar con psicotrópicos, significó que mis propios profesores estaban muy a la defensiva cuando se tocaban temas como meditación y conciencia. Así que no estaban felices para nada con mi interés.
Toda la primera parte de "Los beneficios de la meditación" da cuenta de cómo el propio Goleman y su coautor, el psiquiatra y neurocientífico Richard J. Davidson fueron convenciéndose de los beneficios que les traía la práctica y de cómo, además, fueron diseñando experimentos que, en forma indirecta, les permitían observar a meditadores que se incluían en los grupos estudiados para medir los efectos de trastornos como estrés o depresión en la población general.

En esas primeras páginas los autores además rinden homenaje a Varela, coautor de "La biología del conocimiento" junto a Humberto Maturana en Chile y confundador del Mind and Life Institute en Estados Unidos, y quien a causa del cáncer terminal que lo afectaba fue el gran ausente -en términos de presencia física- del encuentro donde el Dalái Lama invitó a los científicos a cambiar la óptica de su investigación sobre la meditación.

 Corría abril del año 2001 cuando el líder espiritual los desafió a usar la ciencia para encontrar, también, los beneficios de la meditación en cualidades positivas -como la bondad y la compasión- de la humanidad.

-Como practicante serio de la meditación, Francisco Varela era muy consciente de los prometedores resultados de la colaboración entre meditadores avanzados y científicos que los estudiaban -dice Goleman-. A través de una conexión de video entre nuestra sala de reuniones y la habitación de Francisco en París, el Dalái Lama le habló muy directamente, mirando con gran atención a la cámara, conscientes ambos de que, en esta vida, probablemente no volverían a verse. Le aconsejó ser fuerte y le dijo que permanecerían conectados por siempre. A los pocos días Francisco murió.


Cuenta Goleman que el Mind and Life Insitute creó luego las "becas Varela", para científicos que quisieran investigar la meditación. La iniciativa ya acumula más de 60 millones de dólares en donaciones otorgadas por fundaciones y agencias estatales, y ha favorecido a unos 50 graduados que han publicado centenares de artículos sobre el tema. 


Datos sólidos.

Los investigadores suelen decir que todos pueden tener una opinión sobre un fenómeno, pero que los datos sobre los que estos se basan son lo que importa. Eso se aplica también a la meditación. De ahí la necesidad de tener estudios científicos que arrojen datos confiables, sin sesgos de diseño y que, ojalá, admitan ser replicados en el futuro para su confirmación.

-Solo en los últimos cinco años es cuando se han realizado los hallazgos más sólidos sobre la meditación. Sin duda se trata de una explosión -dice Goleman-. Hay 6 mil artículos científicos revisados por pares en publicaciones científicas de primer nivel, y en el libro nos concentramos en 60 de ellos, los que nos parecieron más sólidos a los ojos de hoy.

-¿Se explica ese aumento porque la moda del mindfulness está llegando al mundo científico? Muchos de quienes guían los estudios son meditadores como usted también.

-Pienso que la razón de que haya más investigación ahora no es necesariamente porque los científicos estén meditando ellos mismos, sino más bien por el prestigio de las publicaciones que arrojan los datos sobre los que se sostiene el poder de la meditación. Eso ha hecho que más científicos quieran estudiarla, más allá de que la practiquen o no. De hecho, me hace feliz tener científicos que no meditan haciendo estudios sobre ella. Porque eso ayuda a quitar cualquier sesgo.

Goleman, afable en su conversación, plácido en sus movimientos y hasta divertido en su forma de mirar hacia su pasado, revela:

-Hay un capítulo entero donde ataco toda mi propia investigación de doctorado para Harvard, al ser posiblemente sesgada y no bien diseñada del todo. Pero eso fue muchas décadas atrás y los estándares en el área se han elevado. Así que afortunadamente los estudios recientes usan una mejor metodología, y están en guardia sobre cualquier tipo de sesgos.

-¿Qué concluyen esos datos sobre los beneficios de la meditación?.

-Ahora tenemos bastante data sobre los beneficios desde el comienzo de una práctica meditativa tanto en la prestación de atención como en la reducción de estrés y en el ser más amable. Pero lo importante es que mientras más medites, más fuertes se hacen esos beneficios.

"Los beneficios de la meditación" es una traducción libre de "Altered traits", título original en inglés y que literalmente significa "Rasgos alterados". Lo bautizaron así porque lo que los investigadores quieren enfatizar es que la meditación realmente produce alteraciones permanentes -y por cierto beneficiosas- en la mente, el cerebro y el cuerpo de sus practicantes.


-Encontramos una relación entre las horas de vida que una persona ha practicado la meditación y la permanencia de los beneficios -explica Goleman sobre su tesis central-. A eso llamamos rasgos alterados. Los estados alterados de conciencia son las experiencias temporales que tienes mientras meditas, los rasgos son los efectos que permanecen en tu vida diaria. Es lo que queda, es qué diferencia hace en tu día, cómo eres con tu familia, con tu jefe, con tus colegas.


De la empresa a las escuelas.

Goleman ha visto cómo en estos 50 años las tradiciones meditativas de Oriente han ido introduciéndose en Occidente, básicamente a bordo del mindfulness, una práctica que invita a experimentar la "conciencia plena". La explosión de cursos del método y aplicaciones descargables en los teléfonos, también fueron para él motivaciones para sentar las bases de qué es científicamente esperable de la meditación.

Cuenta que sus inicios como estudiante fueron con la meditación trascendental, esa práctica liderada por el Maharishi Mahesh Yogi, que saltó a la fama mundial gracias a la búsqueda espiritual de Los Beatles.

-Yo comencé concentrándome en la meditación con mantras -recuerda Goleman-. Partí con 20 minutos en la mañana y 20 minutos por la noche. Pero luego he tenido una evolución en mi propio camino. Cuando estuve en India me involucré bastante en la meditación Vipassana que es la fuente, la raíz de lo que llamamos mindfulness. Y desde entonces he estado estudiando con maestros tibetanos lo que hoy practico, que es la meditación llamada Dzogchen.

-Usted habla de un camino profundo de meditación y uno más amplio, más masivo, como el mindfulness, ¿cuál es la diferencia?

-La diferencia es que en el mindfulness común, tú cultivas la habilidad de enfocarte y ocupas ese foco como una plataforma interna para observar tus propios pensamientos y sentimientos ir y venir, sin quedarte atrapado en ellos. En Vipassana -a veces llamada Insight Meditation- vas más profundamente en el ir y venir de las experiencias y, de hecho, las deconstruyes.

-Vipassana se practica con maestros y retiros. ¿El mindfulness, no?

-La forma en que el mindfulness se ha introducido en Occidente, por ejemplo en el mundo de los negocios, implica una práctica diaria pero no haces retiros. Vipassana es clásicamente enseñado en retiros de una semana a diez días. Hasta de tres meses. Es solo en ese ambiente tan reconcentrado que puedes ir mucho más profundamente a la zona más callada de la mente. Pero, sinceramente, yo recomiendo empezar a meditar aunque sea con 8 o 10 minutos diarios, eso ya generará un cambio perceptible.

El ámbito empresarial ha sido por décadas tributario de los hallazgos de Goleman. Sus libros anteriores, "La inteligencia emocional" y "La inteligencia social", han desatado cambios culturales al interior de grandes organizaciones a nivel mundial. Lo mismo está sucediendo con su interés por la meditación, que hace años viene promoviendo como sinónimo de mejoría en las relaciones interpersonales, la concentración y la productividad. De hecho, su próxima visita agendada para el 6 de junio en el Hotel W será para una actividad del grupo Seminarium, donde hablará a ejecutivos locales sobre "Las futuras habilidades de la fuerza laboral: liderazgo para el alto rendimiento, liderazgo para el bienestar, focus y mindfulness".

-Sin duda es importante para el mundo de los negocios, pero creo que es muy importante para la sociedad en general. Sabemos que hay variedades de la meditación que potencian nuestra habilidad para ser amables, para ser compasivos, altruistas. En inglés se llama loving kindness meditation. Y parece que esta práctica afecta justo la parte del cerebro que se activa con el amor parental. Eso queda fijo y permite sobre-extender ese amor más allá de personas que naturalmente amas, como tus hijos, tu pareja, tu familia o tus amigos, hacia personas que no conoces, hacia extraños. Ese es el desafío que plantea la meditación: expandir el círculo de amor. Incluso hacia quienes te hacen daño o caen mal.

Goleman cita luego un estudio realizado sobre profesionales del área enfermería, que vivían sometidas a una alta rotación por el fenómeno del burnout que les significaba atender constantemente pacientes en dolor:

-Un gran problema en la enfermería, al menos en Estados Unidos, es que muchas renuncian porque no pueden soportarlo más. Y la meditación parece ser una forma de evitar que eso continúe sucediendo. Día a día ellas confrontan personas que están sufriendo, o quizás con rabia, y muchas enfermeras recogen esas emociones y luego las manejan como amenazantes -dice, citando un estudio que muestra cómo la amígdala cerebral se activa ante la "amenaza" que significa para ellas un paciente-. Y eso las afectará emocionalmente hasta desgastarlas -agrega para graficar cómo reacciona la corteza prefrontal, donde radica la expresión de emocionalidad-. Ahora, si eso lo comienzan a hacer meditando, desde el amor y la bondad, hay un gran impacto. Entonces, ya no se alejan, pueden estar presentes para los pacientes y todavía querer ayudarlos. Ayuda tanto a la enfermera como al paciente.

-Además del mundo profesional, ¿hacia dónde expandiría usted ese círculo de amor de la meditación?

-A los colegios -dice sin dudar-. Si puedes introducirlo en los colegios, todos los niños podrán aprenderlo. Y luego eventualmente todo adulto sabrá cómo hacerlo. Eso es un cambio para la humanidad. Piensa en esto: la infancia está llena de estrés, llena de desajustes emocionales. Los niños lloran, los adolescentes experimentan el mismo sufrimiento, la misma ansiedad, la misma angustia, y mientras más el cerebro esté secuestrado por un desajuste, por una incomodidad emocional, menos podrá poner atención al colegio. La vida emocional de los niños afecta la habilidad para aprender muy poderosamente. Como sea, el mindfulness sí ayuda a manejar el estrés, que es una cosa que los estudios muestran (y que fue mi corazonada años atrás). Meditando, ya no serás reactiva, las cosas no gatillarán tanto tu incomodidad y, cuando sí te desajustes emocionalmente, te recobrarás más rápidamente. La resiliencia también se ve incrementada con el mindfulness.

Goleman comenta que ha dado cursos de mindfulness a preescolares de 4 o 5 años. Les pide que se tiendan en el suelo poniendo sobre sus vientres un muñeco o peluche favorito. Luego, los hace concentrarse en cómo su 'amigo del ombligo' (bellybuddy) sube y baja con cada inspiración o expiración:

-El mindfulness afila tu atención, tu habilidad para hacer foco, para incorporar lo que la profesora está diciendo, aprender información general, y recordarla. Entonces, puedes aprender mejor. Por todo lo que hemos aprendido de la neurociencia sobre el mindfulness creo que hace total sentido que sea enseñado a los niños.

-¿Qué rol les cabe a los padres, cuando ellos están generalmente consumidos en un mundo del multitasking?

-Sabemos que la práctica del mindfulness te ayuda con el multitasking también, porque cuando estás haciendo una cosa importante y decides que vas a mirar tus e-mails, y vas a Facebook, y recibes algunos mensajes de textos, y luego vuelves a esa cosa original... La investigación demuestra que cuando tu concentración en esa tarea al principio era muy alta, al volver ya es muy baja. Te toma un tiempo hacerla fuerte nuevamente. Es importante que los padres también practiquen esta conciencia plena (mindfulness), para lidiar con el ciento de cosas que tienen que hacer.

-Miles de cosas, por hacer.

-Sí, okey, miles -dice, Daniel, y se larga a reír.

Luego, tomará una perspectiva más amplia y dirá:

-La tecnología ha elevado la cantidad de distracciones que experimentamos cada día a niveles nunca antes vistos en al historia de la humanidad. Tú tienes un teléfono, yo tengo un teléfono, todo el mundo que conocemos tiene uno. Y ese teléfonos está lleno de distracciones que van contigo a todas partes. Ya no existen más barreras entre lo que es tu vida y lo que es tu trabajo. Antes, al menos, uno podía desconectarse al llegar a casa. Ahora es imposible. Hoy la única barrera posible es la interna. El ser capaz de elegir a qué le prestas atención. Y si fortaleces esa capacidad mediante la meditación, entonces dejarás de ir impulsivamente detrás de cada pequeño ring, bip, clic o cualquier alerta que esté demandando tu atención allá afuera.

-Como científico, ¿diría que la meditación es una adaptación necesaria para nuestra sobrevivencia como especie?

-Sí, el mindfulness puede ser la adaptación evolutiva que necesitamos ahora. Eso permitirá que puedas ser internamente más libre de las distracciones -entendidas al punto de amenazas- que nos rodean ambientalmente.

-Algo similar al desapego que postula el budismo.

-Yo diría que es una elección que puedes hacer. Mira, oí una charla de un tipo que solía trabajar en Apple y dijo que trabajó en el equipo que desarrolló el primer iPhone. Él dijo: "Nosotros éramos un grupo de veinteañeros y lo hicimos tan seductor como pudimos. Ahora soy un padre y realmente me arrepiento".

-Suena a Einstein posbomba. ¿Es el costo del avance de la ciencia y la tecnología?

-Es más que eso, es la ciencia al servicio del negocio. Y ese no es un lindo panorama, porque la inteligencia emocional es enseñada por los padres a los niños, ellos son sus primeros profesores, y es enseñada cara a cara. Pero hoy los niños pasan más tiempo que ninguna generación en la historia observando una pantalla de video. Ellos literalmente no ven a las personas a su alrededor. Y eso los deprivará de tener la oportunidad de aprender habilidades humanas que son básicas. 

Por Claudia Guzmán V. 
Ilustración: Francisco Javier Olea.
Entrevista El Mercurio.
Imagen de losdespertadores.com