Un cuerpo en movimiento tiende a permanecer en movimiento, y un cuerpo en reposo tiende a continuar en reposo, dice la ley física de la inercia, a menos que una fuerza exterior cambie su estado. Señor Newton, metafóricamente hablando, ¿sabe usted que no hay “fuerza exterior” que haga que el cuerpo de un humano desmotivado se mueva, ni hay obstáculo físico que lo detenga si el motor de la necesidad lo impulsa desde dentro?.
Cierto es que para el ser humano, la inercia de los hábitos, el confort, la seguridad de lo conocido tiene suficiente poder hasta que aparece una fuerza más potente que introduce una variable de cambio, que no proviene ni de un libro de auto-ayuda, ni de un taller de crecimiento personal, ni de la consulta de un coach. Esa fuerza proviene de las entrañas, pueden parecernos como aleteos de alas de mariposas y no podemos resistirnos a su impulso. Solo hay que conectar con ella, conocerla y confiar en su verdad.
Párate y pon el foco de atención en el centro de tu cuerpo.
¿La sientes ahora?
¿Hacia dónde te impulsa?.