Cuando te sientes conectado y en armonía
con la intención notas una gran diferencia
ante la forma que reaccionan
las personas hacia ti. Sé consciente de esas reacciones,
porque
afectarán directamente a tu capacidad para llevar a cabo
tus propósitos
individuales.
Cuanto más estrecha y automática sea tu sintonía con las
frecuencias de la Fuente universal y omnicreadora, más
impacto tendrás en los demás y más contribuirás a anular su baja
energía. Serás un polo de atracción para ellos, y traerán paz, alegría,
amor, belleza y abundancia a tu vida.
A continuación voy exponer mi opinión sobre tu impacto en los demás cuando estás sintonizado con la intención y la diferencia de ese impacto cuando estás dominado por la actitud separatista de tu ego. He aquí algunas de las formas más significativas para tener impacto en los demás:
A continuación voy exponer mi opinión sobre tu impacto en los demás cuando estás sintonizado con la intención y la diferencia de ese impacto cuando estás dominado por la actitud separatista de tu ego. He aquí algunas de las formas más significativas para tener impacto en los demás:
Tu presencia transmite calma.
Cuando coincides con la intención,
ejerces una influencia tranquilizadora sobre los demás. La gente suele
sentirse más tranquila, menos amenazada y más a gusto. La fuerza de la
intención es la fuerza del amor y de la receptividad.
No pide nada a nadie, no juzga a nadie y alienta a los demás a ser
libres, a ser ellos mismos. Como las personas se sienten más tranquilas
en tu presencia, también se sienten seguras, en virtud de las
frecuencias energéticas que irradias. Sus sensaciones se alimentan con
tu energía de amor y receptividad, y desean acercarse a ti, estar
contigo.
Si por el contrario llevas a tus
interacciones las calibraciones más bajas, la crítica, la hostilidad, la
ira, el odio o la depresión, atraes ese nivel de energía si está
latente en las personas con las que interactúas, lo que funciona como
fuerza contraria a esas mismas energías si están presentes en otras
personas. El impacto intensifica las energías más bajas en ese nivel y
crea un campo en el que se sitúan ciertas exigencias como consecuencia
de los sentimientos de inferioridad o de rivalidad. Las personas que se
sienten energizadas por tu presencia se transforman en almas gemelas, y
eso únicamente ocurre si se sienten a salvo en lugar de atacadas,
seguras y no juzgadas, tranquilas y no acosadas.
Tu presencia da energía a los demás.
Recuerdo cuando, al salir de una sesión
de dos horas con una maestra espiritual, me sentía como si pudiera
conquistar el mundo, emocional y espiritualmente. Era la madre Meera,
que me sujetó la cabeza entre sus manos y me miró a los ojos con su
divinidad desprovista de ego. Sentí tal energía que no dormí durante
toda la noche; necesitaba más de lo que aquel ser jubiloso me había
mostrado tan solo con su presencia.
Cuando llevas las frecuencias de la
intención ante la presencia de los demás, sentirán mayor energía por el
simple hecho de encontrarse en tu círculo. No tienes que decir ni una
sola palabra, ni actuar de ninguna forma prescrita. Únicamente con tu
energía de la intención lograrás que los que están en tu campo se
sientan con un poder que se les ha concedido de una forma misteriosa. A
medida que empieces a expresar conscientemente las siete caras de la
intención descubrirás que los demás empiezan a hacer comentarios sobre
el impacto que tienes sobre ellos.
Tu presencia permite a los demás sentirse mejor con ellos mismos.
¿Has notado alguna vez que en presencia
de ciertas personas te sientes mejor contigo mismo? Su energía compasiva
surte un efecto perceptiblemente agradable, sencillamente el de
sentirte bien contigo mismo. Los que te rodean notarán que los
comprendes, que te preocupas y te interesas por ellos como individuos.
Por el contrario, estar en compañía de
alguien que se muestra desdeñosa o indiferente te influye de una forma
completamente distinta. Si esa es la baja energía que transmites a los
demás, es bastante probable que después del encuentro contigo no se
sientan precisamente bien con ellos mismos, a menos que estén tan
fuertemente conectados a la intención que puedan anular el efecto de la
baja energía. Estos pensamientos y conductas de energía sumamente baja
son evidentes si te sirves de cualquier tema de conversación que surja
para hablar de ti mismo.
Tu presencia permite a los demás sentirse unidos.
El efecto de estar en presencia de
personas que expresan altas frecuencias consiste en sentirse unidos y
conectados con toda la naturaleza» la humanidad y la intención. A medida
que elevas tus frecuencias, el efecto que tienes sobre los demás los
invita a estar en el mismo equipo. Os sentís unidos y deseáis ayudaros
mutuamente para cumplir un objetivo común.
El sentimiento contrario al de la unidad
consiste en sentirse polarizado y aislado. La baja energía exige mucho y
siempre va en contra de los demás. Por consiguiente, es inevitable que
derive en una situación de victoria o derrota. Las energías del
antagonismo, la censura, el odio y similares crean una fuerza contraria
en la que alguien tiene que perder. Cuando tienes un enemigo, necesitas
establecer un sistema de defensa, y la defensa llega a ser lo que
caracteriza tu relación. La necesidad de una persona de llevar la contra
y polarizar pone en movimiento las condiciones de la guerra. La guerra
siempre es cara. Todo eso puede evitarse manteniéndose conectado a la
intención y llevando esa energía más alta a tus relaciones, permitiendo a
cuantos conozcas que sientan la unidad contigo, con todos los demás,
con la naturaleza y con Dios.
Tu presencia transmite la sensación de un propósito.
Cuando te encuentras en las energías
espirituales más altas, proporcionas a los demás algo casi inexplicable.
Tu presencia y tu conducta en un espacio de amor, aceptación,
generosidad, sin crítica, se convierte en catalizador para que los demás
sientan que tienen un propósito en la vida.
Al mantenerte en las energías más altas del optimismo, el perdón, la comprensión, la veneración por el Espíritu,
la creatividad, la serenidad y la dicha, irradias esa energía y llevas
las energías más bajas a tus vibraciones superiores. Esas personas, a
quienes no influyes a propósito, empiezan a notar tu veneración y tu
serenidad. Cumples tu propio objetivo, que gira en torno al servicio a
los demás y por consiguiente a Dios; y por añadidura, ganas aliados.
Tu presencia permite a los demás confiar en las auténticas conexiones personales.
Al transmitir los rasgos de la intención a los demás, permites la presencia de la confianza.
Observarás la tendencia y la disposición de los demás a confiar en ti y
abrirse a ti. Esto guarda relación con la cualidad de la confianza. En
la atmósfera de la energía superior, las personas confían y desean
compartir, contigo su historia personal. Al estar tan conectado con la
intención, eres más como Dios, ¿y en quién confiarías más que en Dios
para compartir tus secretos?
Recientemente, en el transcurso de una
excursión, una mujer que no sabía nada de mí me desveló la historia de
sus relaciones fracasadas y lo insatisfecha que se sentía. Durante la
conversación, en un campo de energía que permite y alienta la confianza,
se arriesgó a abrir su corazón a un desconocido. Al final descubrirás
que al llevar esta energía de la intención, incluso los desconocidos
harán todo lo posible para servirte y ayudarte a lograr tus
intenciones. Se ponen de manifiesto los resultados opuestos cuando
emites las frecuencias de la energía inferior. Si tu
energía de desconfianza se muestra de una forma ansiosa, crítica,
dictatorial, superior o exigente, los demás no se sentirán dispuestos a
ayudarte a conseguir lo que quieres.
Tu presencia sirve de inspiración a los demás para alcanzar la grandeza.
Cuando estás conectado con el Espíritu y
reflejas sosegadamente esa consciencia, te conviertes en fuente de
inspiración para los demás. En cierto sentido, es uno de los efectos más
potentes que transmite a los demás el estar conectado con la intención.
La palabra inspiración significa «en el espíritu». El hecho de que
estés en el espíritu significa que más que informar inspiras con tu
presencia. No inspiras a los demás insistiendo o exigiendo para que te
presten atención.
Cuando inspiras a los demás con tu
presencia, utilizas la fuerza creadora de la intención en beneficio de
todas las personas con las que tienes contacto, incluido tú mismo. Apoyo
con entusiasmo esta forma de ser, y no me cabe duda de que todos
podemos ser una presencia que inspire a los demás.
Tu presencia alinea a los demás con la belleza.
Cuando estás conectado a la intención,
ves belleza por todas partes porque irradias la cualidad de la belleza.
Tu percepción del mundo cambia drásticamente. En la energía más alta de
la intención ves la belleza en todos, jóvenes y viejos, ricos y pobres,
blancos y negros, sin distinciones. Todo se percibe desde la perspectiva
del reconocimiento, no de la crítica. Cuando transmites esa sensación
de apreciación de la belleza a los demás, las personas tienden a verse
como tú las ves. Se sienten más atractivas y mejor consigo mismas al
propagar la alta energía de la belleza. Cuando las personas se sienten
bellas actúan de una forma bella.
Tu consciencia de la belleza impulsa a
otros a ver el mundo que los rodea de la misma manera. El beneficio es
doble también en este caso. En primer lugar, ayudas a los demás a
apreciar la vida y a que sean más felices gracias a su inmersión en un
mundo de belleza. En segundo lugar, tus propias intenciones cuentan con
la ayuda de las personas que han incrementado su autoestima
recientemente. La belleza prolifera en los demás gracias a tu presencia
cuando estás conectado a la intención.
Tu presencia transmite salud en lugar de enfermedad.
La conexión con tu Fuente te mantiene
centrado en lo que intentas poner de manifiesto en tu vida, evitando
dedicar energía a lo que no deseas. Ese centro interno no te permite
lamentarte de tus achaques ni pensar en la enfermedad, el dolor o los
problemas físicos. Tu energía está siempre centrada en crear amor
y en expandir la perfección de la que surgiste, lo que incluye tu
cuerpo y todas tus creencias sobre tu ser físico. En el fondo sabes que
tu cuerpo es un sistema de milagros. Sientes gran respeto por su
prodigiosa capacidad de autocuración y de funcionar por
sí mismo sin tu intervención. Sabes que tu ser físico está inspirado
por una fuerza divina que hace que lata su corazón, que digiera su
comida y que sus uñas crezcan, y que esa misma fuerza es receptiva a una
salud infinitamente abundante.
Cuando llevas ante la presencia de los
demás un reconocimiento sano del milagro que representa tu cuerpo,
desactivas sus esfuerzos por pensar en la enfermedad, la mala salud y el
deterioro. Aún más; cuanto más alta sea la resonancia de tu campo de energía,
más podrás influir en los demás con tu energía curativa. Toma
conciencia de tu prodigiosa capacidad para influir en la curación y la
salud de quienes te rodean sencillamente con la presencia silenciosa de
tu conexión de alta energía a la intención. Es una energía que
literalmente emana de ti.
Extracto del libro: "El Poder de la Intención" de Wayne W. Dyer.
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