Hace pocos días el genio matemático Stephen Hawking entregó el siguiente mensaje:
“La inequidad económica –señala– se disparará en la medida de que los
puestos de trabajo se conviertan en tareas automatizadas, ocupadas por
las máquinas, y los ricos, dueños de esas máquinas, se rehúsen a
compartir el rápido bienestar que este proceso les genera.
Esencialmente, los dueños de las máquinas se posicionarán como la burguesía de una Nueva Era, en la cual sus corporaciones no proveerán de puestos de trabajo a las personas”.
“Si las máquinas producen todo lo que necesitamos, el resultado
dependerá de cómo las cosas son distribuidas. Todos pueden disfrutar de
una vida de lujos si lo que producen las máquinas es compartido, o más
personas pueden terminar miserablemente pobres si los dueños de las
máquinas hacen lobby en contra de la redistribución. Hasta ahora, la
tendencia parece inclinarse por la segunda opción, con la tecnología
volviéndose cada vez más inequitativa. El tan temido Apocalipsis no
vendrá de la mano de los robots, como tantas películas de ciencia
ficción nos han querido hacer creer, sino que será generado por
capitalismo del propio ser humano”, finaliza Stephen Hawking.
Es de esperar que a todos los que les lleguen estas palabras proféticas de este gran científico, despierten para comenzar a construir un futuro de esperanza y no de inequidad.
Es de esperar que a todos los que les lleguen estas palabras proféticas de este gran científico, despierten para comenzar a construir un futuro de esperanza y no de inequidad.