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A partir de la consciencia social-planetaria, pasando por la consciencia cósmica, hasta llegar a la consciencia divina, el individuo comienza a desarrollar sus sentidos, su mente y la percepción de sí mismo de otra forma. Se le revela el milagro cotidiano de la vida, comprende:
-Que los acontecimientos dependen de lo que se piensen que ellos son, que la realidad exterior se entreteje con su alma
-Que el espíritu racional navega en un océano mágico donde actúan azares movidos por un incomprensible Creador.
-Que somos nuestro propio curandero.
-Que aparte del cerebro estamos rodeados por un aura sensible que puede extenderse hasta increíbles distancias.
-Que el universo nos ha ofercido un precioso rol: ser creadores de Consciencia.
“Evangelios para sanar”, Alejandro Jodorowsky.