Cómo decirlo elegantemente... Del mismo modo que tienes descomposición cuando tu estómago se llena de comida basura, padeces de caquitas emocionales cuando tu mente se satura de ignorancia. ¿A qué caquitas me refiero? Pues a tus defectos. Cada uno desprende su propio aroma. Miedos, inseguridades, complejos, carencias, frustraciones, miserias, traumas… No importa cuánto te perfumes; estás lleno de mierda, igual que todos lo demás. Y créeme, aunque no lo quieras percibir, en ocasiones emanas un hedor groseramente desagradable. Durante tres meses no te laves con jabón, deja de echarte desodorante y para de ponerte colonia. Si quieres curarte has de comenzar por olfatear tu interior, huela como huela. En cuanto sientas el mal olor, inhálalo profundamente. Retenlo unos segundos. Y exhálalo con lentitud... Así como a nadie le huelen mal sus pedos, aprende a que no te huelan mal tus caquitas emocionales. Identifícalas. Haz una lista. Cuélgala en la nevera de tu cocina. Y comprende qué dicen acerca de ti; acerca de lo que necesitas aprender para convertir tus defectos en cualidades. Ser honesto contigo mismo es todo lo que tienes. Anda, sé sincero y dite la verdad. Aunque solo sea por curiosidad.
Borja Vilaseca.
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