Hace 14 años, Andréas Kalcker tenía artritis reumatoide, no podía ni agarrar un sartén. Acudía a toda clase de médicos que le decían que su problema era para toda la vida. Hasta que un amigo le habló de una sustancia, supuestamente, milagrosa que lo podía ayudar.
“Francamente, no creía en esta sustancia. Lo que hice fue dársela a mi perra, que estaba tan vieja que casi ni se levantaba de su cesta. Le puse dos gotas en una jeringa y, a la mañana, siguiente la encontré corriendo por el jardín como loca. Luego me atreví a tomar unas gotas y noté el cambio inmediatamente. Luego se lo di a mi familia y amigos. A partir de ahí se inició mi investigación”, cuenta Kalcker.
La sustancia que probó e investigó el alemán fue el clorito sódico o dióxido de cloro (CDS), conocido también como el suplemento mineral milagroso (SMM por sus siglas en inglés), nombre que fue acuñado por el estadounidense Jim Humble en su libro "La solución mineral milagrosa del siglo XXI" (2006).
A partir de sus estudios, Kalcker publicó varios libros, "Salud prohibida" es uno de los más conocidos, y se ha convertido en una especie de gurú de los que consumen esta solución, que, según afirma, puede curar varias enfermedades, incluyendo el cáncer.
Durante la pandemia del Covid-19 se ha promocionado a través de las redes sociales el consumo vía oral de soluciones de dióxido de cloro, a pesar de que la Organización Mundial de la Salud y autoridades sanitarias de diversos países aseguran que es peligroso para la salud.
Defensor de la sustancia.
Kalcker se defiende de las críticas en su contra, especialmente a los que sostienen que la ingesta de dióxido de cloro puede causar intoxicaciones severas y asegura que sus aportes médicos sobre el tratamiento del Covid-19, a base de la utilización del dióxido de cloro llevan más de una década de investigación.
“No es una sustancia tóxica, como otras, cuya toxicidad es mil veces mayor. Una persona de 100 kilos necesitaría tomar más de 30.000 miligramos durante 14 días para intoxicarse con dióxido de cloro. Hay más de 20.000 casos de personas recuperadas, todo está documentado. Estos días se están publicando de manera oficial los primeros ensayos clínicos en los que, claramente, se demuestra que el dióxido de cloro puede eliminar el Covid-19”, asegura.
Este miércoles se cumplió un año del primer caso de Covid-19 en Bolivia. El país supera los 255.000 casos y registra casi 12.000 muertos. En febrero, el presidente de Bolivia Luis Arce, aprobó el ‘uso consentido" del dióxido de cloro en el país, a partir de la ley que fue promulgada por el anterior Senado. Kalker indica que estuvo técnicamente involucrado en el proceso, porque tenía conocimiento de que gente del Congreso se estaban infectando y se salvaron gracias al dióxido de cloro.
El senado, presidido por Eva Copa, había impulsado la ley a pesar de que el Gobierno de Jeanine Áñez había advertido de que no se usara ese producto por los riesgos para la salud, advertidos por organismos sanitarios internacionales y de varios países en distintos continentes.
“Desgraciadamente hay una confusión y de ahí viene la polémica, eso es muy triste. La gente ha confundido el precursor, que es el clorito sódico con el hipoclorito de sodio, que es otra sustancia. Esto ha ocurrido en ámbitos profesionales porque hay muchos tipos de cloro”, menciona el alemán, que pretende compartir su trabajo con las universidades nacionales para que puedan continuar con las investigaciones.
También dice no estar en contra de las vacunas, pero sí está a favor de las vacunas seguras. “El uso de la vacuna es una decisión de cada uno. La pregunta debe ser ¿la necesitamos? La vacuna tiene 27 efectos secundarios; el dióxido, ninguno”, añade.