"Gozar de la vida no es reprobable; el secreto de la felicidad consiste en no apegarse a nada. Disfruta del aroma de las flores, pero contempla a Dios en ellas. Yo me mantengo consciente de mis sentidos con la única finalidad de que, al utilizarlos, pueda percibir siempre a Dios y pensar en Él: "Mis ojos fueron creados para contemplar tu hermosura en todas partes. Mis oídos fueron creados para oír tu voz omnipresente". Eso es yoga: unión con Dios. No es necesario ir a un bosque para encontrar al Señor, pues, dondequiera que estemos, los hábitos mundanos nos mantendrán atados mientras no consigamos librarnos de ellos. El yogui aprende a encontrar a Dios en la gruta de su corazón y, dondequiera que vaya, lleva siempre consigo la beatífica conciencia de la presencia divina".
Paramahansa Yogananda.
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