2020 fue el año en que vivimos en peligro.
Un año en que la mentira se hizo verdad y la verdad se hizo mentira.
Nada es lo que parece,
y hasta que no despertemos del profundo engaño,
se viene un loop que siempre será más de lo ya vivido y conocido.
Pero las reglas han cambiado,
conocemos nuestro destino,
nuestro poder y consciencia se han expandido,
y esta vez alrededor del mundo
estamos todos unidos.
Ya no tiene importancia el tiempo y sus marcas,
las distancias, el idioma, las razas, los miedos y lo padecido.
Ya no tienen importancia los delirios de unos pocos viciosos
carentes de sentido, desorientados, millonarios y corrompidos,
porque en el presente siempre eterno
está el respiro, la solución y el camino.
Que la vida nos proteja de todo lo planeado y escrito,
que los caminos desviados sean esclarecidos.
Que nuestra alma soporte todo lo oculto y pervertido,
y se fortalezca cuando el fraude sea trascendido,
para que nunca más haya hambre,
y ni un dolor quede enquistado en el no olvido.
La visión y enfoque está en la Nueva Era,
la promesa del Santo Grial está en un suspiro.
Mientras se ancla y nos acostumbramos
a esa fuerza atómica y probable en nuestros corazones,
nuestro cuerpo y alma están al servicio
de este tiempo oscuro, misterioso, opaco y sombrío.
2021, 2022, 2023 ...
que vengan los que hagan falta,
para que nunca más nos aplasten el alma,
nos roben la libertad,
ni olvidemos
lo fabulosos que somos todos unidos.
Copyright© Marcela Paz
Imagen de Yadis Bedolla Zavala