Nada más que el poder de su presencia,
su conciencia liberada de las formas del pensamiento.
Así pues, maneje el pasado en el nivel del presente. Cuanta más atención preste al pasado, más lo energiza y más probable es que lo convierta en una identidad. No interprete mal: la atención es esencial, pero no al pasado como pasado. Dé atención al presente; preste atención a su conducta, a sus reacciones, malos humores, pensamientos, emociones, miedos y deseos según ocurren en el presente. El pasado está en usted. Si usted puede estar suficientemente presente para ver todas esas cosas, no crítica o analíticamente, sino sin juzgar, está manejando el pasado y disolviéndolo con el poder de su presencia. No puede encontrarse a sí mismo yendo hacia el pasado. Se encuentra a sí mismo viniendo al presente.
- ¿No es útil entender el pasado y así entender por qué hacemos ciertas cosas, reaccionamos de cierta forma o por qué creamos inconscientemente nuestro tipo particular de drama, nuestros patrones de relaciones y así sucesivamente?
Según se vuelve más consciente de su realidad presente, usted puede tener ciertas comprensiones súbitas de por qué su condicionamiento funciona de esa forma particular; por ejemplo, por qué sus relaciones siguen ciertos patrones, y puede recordar cosas que ocurrieron en el pasado y verlas más claramente. Eso está bien y puede servir de ayuda, pero no es esencial. Lo que es esencial es su presencia consciente. Eso disuelve el pasado. Ese es el agente transformador. Así pues, no busque entender el pasado, por el contrario sea tan presente como pueda. El pasado no puede sobrevivir en su presencia. Sólo puede sobrevivir en su ausencia.
Eckhart Tolle, "El Poder del Ahora".
Imagen de pensarengrandelat.com
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