martes, 17 de enero de 2012
"Cuencos Tibetanos".
Hechos a mano de una aleación de siete metales según la tradición milenaria, nuestros cuencos tibetanos emiten un sonido básico claro y sin distorsión, acompañado por una serie de frecuencias armónicas simultáneas (overtones) que en parte incluso alcanzan alturas inaudibles para el oido humano pero que -tanto según los escritos ancestrales como medible con oscilógrafos y encefalogramas- aún así ejercen un poderoso efecto de refortalecimiento del sistema nervioso.
Un cuenco tradicional tiene una aleación "planetaria", se compone de los siete metales oro, plata, cobre, hierro, estaño, plomo y mercurio que estimulan todas las células y especialmente los siete chakras energéticos en nuestro organismo, efecto que se logra -con el cuenco puesto en vibración- a través de la resonancia de los mismos metales presentes en nuestro cuerpo que se hallan en forma potenciada en el cuenco.
Son estos metales, aunque presentes en nuestros cuerpos solamente en cantidades ínfimas, los que juegan un rol de gran importancia en la transferencia de las señales neuronales y la exposición de los metales en nuestro organismo a la vibración de estos mismos metales en el cuenco tibetano provoca una resonancia: "El cuenco nos habla y nuestro cuerpo le responde".
La terapia del sonido realizada con los Cuencos Tibetanos actúa a nivel vibracional y es indirecta, estímula las fuerzas vitales y sintoniza nuestro organismo con las energías del cósmos.
Su uso en la terapia integral ha mostrado gran poder sanador, capaz de inducir estados de trance profundos y provocando en ocasiones fuertes catársis (descargas emocionales) muy aliviadoras durante las sesiones aunque por lo general simplemente relaja profundamente al organismo expuesto a su sonido, induciendo así nada más (ni nada menos) aquellos procesos de auto sanación que no acontecen mientras el sistema nervioso está agitado.
También en la medicina occidental se conoce la función del sistema nervioso y su importancia para la mantención de los procesos vitales. Básicamente funciona como un interruptor con dos posiciones: encendido y apagado, en la neurología se llaman el estado "ortosimpático" y "parasimpático". Un cuerpo bajo estrés se halla en estado "ortosimpático" también llamado "Estado de luchar o huir". En este estado el cuerpo reacciona como si estuviera enfrentando la amenaza de un animal salvaje y una amenaza a su vida. El cuerpo comienza a producir coagulantes y su sangre se engruesa (para evitar pérdida de sangre en caso de una herida), la sangre se va a los músculos de las extremidades (piernas para correr, brazos para luchar) mientras los procesos digestivos y la producción de bilis y los procesos de cicatrización se paralizan.
La terapia (y muy especialmente la auto terapia) con los cuencos tibetanos permite entrar en un estado de profunda relajación que siempre es el principio
de todo proceso de auto sanación. Pues recién en este estado parasimpático el organismo puede concentrarse en si mismo y encontrarse consigo mismo.
Un lama tibetano llamó el suyo alguna vez su "teléfono cósmico, me comunica conmigo mismo"...
Cada uno de nuestros cuencos tibetanos es un unicato y una pieza de arte creada en muchas horas de árduo trabajo, una obra de arte no menos sofisticado que el más moderno celular y de mucho mayor alcance...
Pues es como dijo aquél lama, en manos de los entendidos se convierte en un auténtico "teléfono al cosmos interior", en un puente sonico hacia nosotros mismos, una llave vibracional que abre corazones, pues son campanas celestiales emitiendo "el sonido del silencio", bendiciendo a todos los que escuchan su sonido.
Son ideales tanto para meditaciones como para usarlos en ejercicios de concentración. Por eso, la terapia con los cuencos tibetanos es también ideal para tranquilizar en forma natural las mentes de niños con síndrome de déficit de atención, con un tratamiento de 28 días de a 15 minutos diarios en diferentes zonas del cuerpo se logran maravillas de equilibración y armonización.
http://www.cuencostibetanos.cl/