miércoles, 12 de octubre de 2011
"Una Historia de Dolor y de Magia".
Mi Inconciente, Mi Familia.
- “Descubrí que no soy homosexual”. Le dije a Jaime, mi marido, llegando de una clase de psico genealogia, mientras me lavaba las manos en el baño y el me miraba desde la puerta como si le hubiese comentado del clima, calmado y neutral como es su forma de ser en todo ámbito de la vida, y supongo que esperando a que terminara de confesarle los detalles sobre mi incuestionable descubrimiento acerca de mi inclinación sexual.
¿Tu sabes como se programan los homosexuales?. Todo comienza en una idea, desde la mente. En la clase de hoy Gabriela, la guía del taller, me pregunto a quema ropa, previa advertencia que fuese sincera, si me gustaban las mujeres. Le dije que no luego de pensarlo por unos segundos porque jamás había puesto en tela de juicio cual es mi preferencia carnal, se daba por sentado. Sin embargo mi elección sexual estaba en peligro de no ser real dentro de mi contexto familiar.
Las mujeres de mi familia materna han marcado presencia aplastando sin piedad a los hombres con los que se han emparejado. Un ejemplo es mi madre, de carácter dominante, caprichosa y manipuladora, quien nunca le dio espacio a mi padre para expresarse libremente porque estaba convencida de que era de una raza inferior, consideraba que su cerebro era del tamaño de un mosquito, y su actuar era demasiado mediocre y vulgar al lado de su estampa real. Ese pobre hombre fue el blanco constante de sus corrosivas críticas, imponiendole sus juicios lapidarios y opuestos a lo que sea que el pensara, sin que el osara a contradecirla, ya que en ese caso ardía Troya con todos nosotros adentro. A mi padre nunca lo vi defenderse, ni nunca defendió a mi hermano ni a mi de los ataques virulentos de mamá, y su arma de sobrevivencia fue la ausencia, llegaba muy tarde por las noches y los fines de semana inventaba lo que fuera para salir arrancando a la calle y no estar en mi hogar. En ese contexto familiar, mi imagen de los hombres no podía ser peor, razón por la cual, lo supiera o no, mi inclinación natural e inconciente al emparejarme sería hacia un ejemplar humano que fuese digno de mi admiración. Los hombres ejemplificados en la figura de mi padre, estaban condenados a ser descartados por su debilidad y cobardía ante la fuerza de las mujeres, que en mi familia, son todas de temperamento violento y suelen estallar con mayor fuerza con los hombres que tienen el valor de acompañarlas. Para la buena fortuna de ellas, masoquistas hay en todas partes del planeta. Y para la tuya, tampoco me impresionaron de buena manera las mujeres.
- ¿Y yo soy gay?. Me pregunto mi marido, disimulando una sonrisa.
- No lo sé, la única manera en que puedes saberlo con certeza es probando hacer el amor con un hombre.
Sus dudas y la sonrisa se le borraron al instante.
Un sábado luego de almorzar, le conté a Jaime que había terminado de armar mi árbol genealógico, el que había traspasado cuidadosamente a un gran pliego con todos los datos que pude recaudar. Fui a buscar mi obra de arte y comencé a desglosar su contenido:
Este es mi lado paterno, tengo todos los datos hasta mis cuatro bisabuelos, mi papá tiene 11 hermanos, de los cuales solo uno ha muerto, le dio cirrosis consecuencia de su trabajo, estaba a cargo de una inmensa viña de finos vinos en el sur del país y tenía la tendencia de probarlos todos. El resto de sus hermanos están vivos, están viejos pero son sanos, fuertes, y los que conozco de cerca, tienen buen corazón. A mi abuelo no lo conocí, murió cuando sus hijos aún eran unos niños y mi abuela se hizo cargo de ese batallón. A ella tu alcanzaste a conocerla, le caías muy bien y era mi adoración, una matriarca amada por sus hijos e innumerables nietos, una mujer hermosa, acogedora, fuerte y cariñosa.
Y a este otro lado, esta mi familia materna, no tengo ni un solo dato de mis bisabuelos, mi abuelo murió cuando yo era una niña, lo recuerdo postrado en una silla de ruedas con media cara caída y paralizada, era enfermo de parkinson y lo observaba curiosa desde el último rincón de la mesa, porque demoraba una eternidad en llevar una temblorosa cucharada de sopa a la boca, la que llegaba sin contenido sobre ella, y vuelta a comenzar su odisea sin que nadie se ocupara de ayudarlo. Murió cuando yo tenía nueve años. Mi abuela vivía en una casa que parecía un calabozo, oscuro, húmedo, el suelo con cartones y sin pintar las paredes de cemento, solo tenía una ventana y era tan miserable como su corazón, recibía dinero de el arriendo de tres propiedades de las que era dueña, pero no sé que hacía con el porque su casa se caía a pedazos y mi padre le llevaba comida y pagaba para que la cuidaran, no le gustaba recibir gente y solo hablaba de los demás despotricando hacia su apariencia física, curiosa manía viniendo de ella, quien al parecer no usaba espejos en su celda: tenía joroba, tres dientes flojos en la boca y era casi pelada, sus largos y delgados pelos dejaban entrever su cráneo, el que disimula con un tomate en la coronilla. Su vida giraba en torno de inventar mentiras peligrosas en que implica a los demás en infidelidades o faltas inexistentes, vivió hasta hace poco, y solo fueron cuatro personas a su funeral, yo no asistí porque lo realizaron dos de sus hijas como un trámite que tenía que hacerse con rapidez. Este matrimonio tuvo cuatro hijos y mi madre, la mayor, es la única muerta hace once años. Murió de una enfermedad autoinmune muy extraña y casi inexistente en la literatura médica, se le formaron varias bolsas de aire en su estómago repletas de toxinas que crecían sin piedad, si reventaba una, su muerte era inmediata. Al final de sus días esas bolsas venenosas ocupaban el espacio de sus órganos vitales y su cuerpo colapso. La acompañé hasta su último respiro y tenía la sensación de que lo único que quería era desaparecer de esta tierra. Su hermana que la sigue, vive en el norte del país, es mentirosa profesional, ambiciosa y altanera, mi otra tía vive en un balneario de la costa, es obesa mórbida, anda postrada en una silla de ruedas y es fanática religiosa, solía recitar la biblia en cada frase que salía de su boca, texto que se sabe de memoria con sus infinitos números, nombres y versículos, y quien al vernos, evocaba inmediatamente a Satán convencida de que sus maleficios caerían sobre todos nosotros, pecadores mundanos sin perdón de dios. Cuando aun no terminaba de describirnos el purgatorio al que seríamos expuestos por los pecados proyectados desde su mente, aparecía mi primo y al verlo salía corriendo con un hacha en la mano detrás de el, un joven rebelde, grosero al hablar y contestador, el que alcanzaba a cerrar la puerta de su pieza justo en el momento en que quedaba el hacha enterrada en el centro de la madera. El otro hermano de mi madre vive fuera del país y tiene fama de ser mujeriego, vividor y alcohólico. Mi primo, el del hacha, supe que estaba siendo procesado por tráfico de drogas y otros délitos, y las dos hijas de mi tía del norte, son depresivas y han intentado suicidarse un par de veces sin lograrlo.
- “Viene de buena cuna”. Fue el comentario de mi marido, al terminar de recitarle el resumen de mi familia.
Me reí de buena gana, como siempre lo hago ante las ocurrencias de este hombre que me acompaña hace muchos años endulzando cada instante de mi vida con su gracia, belleza y bondad.
Me trajo muchos problemas el pertenecer a esta desquiciada familia, sentí la desesperanza hasta los huesos, con toda la carga emotiva que recibe un niño expuesto al cuidado de quienes no saben la tortura que es absorber, como yo lo sentía, toda la maldad del mundo. Sin embargo debo confesar que nací bajo una buena estrella. Mi conciencia venía con la preparación adecuada para hacer frente y contrapesar este descalabro genealógico. Mis ojos estaban puesto en la belleza de la vida, resonaban en mi corazón palabras que no eran parte de mi experiencia: alegría, amistad, verdad, riqueza, confianza, dulzura, magia, amor. El saber la existencia de esos profundos sentimientos y dones determinaron el curso y la elección de mi destino.
Una historia de Abandono y Dolor.
Y en ese destino abierto a machetazos desde la densa selva de mi inconciencia, están mis amigas del alma, mis confidentes y aliadas en esta vida.
A Churi la conocí hace un año atrás, una mujer colombiana, muy hermosa, dulce y enrollada. Asistíamos a un taller de psicomagia y psicogenealogía donde nos sumergíamos en el inconciente familiar haciendo un catastro del daño causado en nuestra siquis por nuestros ancestros. La conocí todavía buscando una buena razón que la convenciera de que su vida no era la ruina que sentía que era.
Su padre es el principal actor de su melodrama. Un argentino prepotente, autoritario y distante, pero que en su mas tierna infancia fue relativamente cariñoso con ella. Era la menor de tres hermanas y la única que le actuaba con fidelidad a el, era sumisa y aguantaba sus gritos sin contradecirlo, todo lo opuesto a lo que hacían sus hermanas mayores. Sus padres se detestaban sin disimulo y las peleas estaban a la orden del día. Dentro de ese ambiente emocional y el próspero negocio familiar, situado en el centro de Bogotá, Colombia, en el que fabricaban pastas caseras con la recetas de sus abuelos italianos. Así creció mi amiga adorando a sus padres y jugando con inocencia al lado de sus hermanas.
Lo que nunca imagino es que su padre la querría hasta los 11 años, momento en que este decidió emprender nuevos rumbos al lado de una mujer veinte años mas joven que su madre, empleada de su local de tallarines y quien no tenía en sus planes acarrear hijastras a su nuevo estatus de mujer casada, razón mas que suficiente para exigirle a su marido borrarlas de la faz de la tierra, o si eso no era posible, por lo menos no nombrarlas ni verlas nunca mas.
Ahí comenzó el verdadero calvario de mi amiga. Su madre no pudo superar la perdida de su infiel marido y se sumergió en el oscuro mundo del alcohol. Las tres niñas tuvieron que enfrentar la vida a tientas, solas, sin estructura, reglas, cariño, ni guía.
El padre enceguecido por la pasión que le despertó su nueva conquista, se fue a Ecuador a rehacer su vida con su joven mujer, pero a los cuatro meses decidió volver a Colombia y adueñarse del negocio familiar que habían construido junto a la madre de Churi. Se deshizo de su ex familia como quien lo hace de un envoltorio usado, las cuatro mujeres descendieron en la escala social de un día para otro porque el patriarca se las arreglo con resquicios legales para abandonarlas también en lo económico. Dos años le hicieron frente a la difícil situación, donde había estropicio por doquier, no iban a la escuela, estaban mal alimentadas, vivían amontonadas en una pieza, y por si no fuese suficiente ese mal sueño, la madre de Churi se involucro en una tormentosa relación con un alcohólico. En una de sus muchas peleas con este hombre y sin previo aviso a sus hijas, le pidió dinero prestado a su ex marido para comprar unos pasajes de avión, quien gustoso le entrego la cantidad necesaria, recalcándole muchas veces que no les costearía el viaje de vuelta. El destino estaba a su favor arrancando de raíz a su prole del camino. La madre de Churi al tener el dinero en su poder, embaló lo poco que tenían y le comunicó a sus hijas que volvería a Chile, su país de origen y en donde vivían sus padres, buscaría en esas lejanas tierras salvarse de tanta agonía, ansiaba refugio y consuelo. Las jovencitas aterrizaron en casa de unos abuelos que casi no conocían, se sentían pasadas a llevar y se encargaban de hacerles la vida imposible a ese antiguo matrimonio revelándose ante cualquier imagen de autoridad. Tenían su vida y corazón puestos en Colombia, las tres tenían novio y se les iban los días con sus noches llorando por ellos, querían volver a lo poco que tenían, sin que nadie las escuchara ni les diera en el gusto. La madre de Churi, al mes de estar en Chile se reconcilió por teléfono con su pareja, rapidamente armo su maleta y se despidió de sus hijas haciendo oídos sordos ante las miles de suplicas para que no se fuera, pero nada la detuvo ante la urgencia de su amor. Dejó a sus hijas al cuidado de sus padres, despechadas, furiosas y aún mas asustadas.
Frente a este nuevo escenario, las tres llamaron a sus respectivos novios para pedirles asilo en sus casas. A Churi y su hermana mayor les resulto el trámite, la del medio no tuvo la suerte de sus hermanas y tuvo que quedarse con sus abuelos quienes estaban superados por estas desordenadas jovencitas que no oían a nadie y les resultaban abominables. Fue así como Churi comenzó a los 14 años de edad su vida de adulta. La aceptaron en esta casa, le daban alimento y podía dormir con su novio, pero a cambio tenía que hacer todos los quehaceres domésticos de la casa a punta de gritos y puntapiés de su suegra. Durante un año aguanto los abusos de su suegra, hasta que se le agotó la sumisión. Busco trabajo de recepcionista, que no le costo encontrar porque es muy inteligente y bella, y para aumentar sus ingresos realizaba clases de aeróbica haciendo gala de su excelente estado físico. Al poco tiempo saco a su novio de esa casa y arrendaron una pieza lejos de esa infernal mujer.
Un día su pareja salió de copas con dos amigos, el novio de la hermana mayor de Churi y un joven que andaba metido en líos con la mafia de la cocaína. Al parecer tenía una deuda pendiente y sus proveedores ya no estaban dispuestos a esperar más tiempo el pago de sus servicios, su plazo estaba vencido, y si no tenía dinero, ellos encontrarían la forma de contrarrestar la pérdida. Fue así que en la calle, a plena luz del día y a vista de todo el mundo, paso un auto disparando con una metralleta al grupo de jóvenes, matando al deudor, al novio de Churi y quedando muy mal herido la pareja de su hermana mayor.
Ese nuevo duelo la hundió nuevamente, no tenía a nadie en este vasto mundo que le prestara un hombro ni la consolara. Solo contaba con su hermana mayor quien no podía contenerla porque el amor de su vida se debatía entre la vida y la muerte. De sus padres hacía mucho que no sabía de ellos. Su hermana del medio al saber lo sucedido partió a buscarla a Colombia, país en el que mi amiga ya no quería estar, traumada por la violencia que veía a diario, por la muerte de su joven pareja y por su pasado cargado de dolor, ausencias y abandonos.
Aquí en Chile ha tenido una vida relativamente feliz, termino el colegio y estudió diseño de ambientes costeada por su hermana que se había estabilizado en lo económico y ya estaba de vuelta en su tropical país, desarrollo su talento por ese arte y lo aplico con maestría en su encantadora casa. Se caso con un buen hombre, el padre de su hijo, pero nunca hubo satisfacción, pasión ni plenitud en esa relación. No sabía que estaba sucediendo en su interior, se encargaba de su hogar, de su marido y estaba sumergida con diligencia en las actividades que conlleva la maternidad, pero llevaba un gemido en su alma, andaba triste y sentía una desolación que le costaba analizar y describir. Pensaba que era su tormentoso pasado repleto de desolación, abusos y negligencia el que seguía causando estragos en su casi perfecta vida que le había costado un mundo construir. Busco ayuda para desenredar el nudo que tenía atascado en su garganta y que no la dejaba respirar, encaminándose por la vía espiritual. Comenzó a meditar y a entrar al oscuro espacio de su interior. Esa auto contemplación la ayudo a tantear en su corazón, dándose cuenta que no amaba a el buen hombre que la acompañaba. Le tenía cariño pero además sentía cosas inexplicables hacia el. Decidió separarse y al comunicárselo, el le revelo la verdadera causa de su insatisfacción, en un minuto de absoluta apertura y sinceridad el le reconoció que era homosexual.
Este nuevo revés la devolvió a la rabia primigenia, estaba cansada de andar en este tortuoso camino que es la existencia, sentía que no tenía ni un control sobre su vida, ni el mundo que la rodeaba. La ahogaba un resentimiento ciego hacia sus padres, los culpaba y maldecía por su mala suerte todos los días al abrir sus ojos y encontrarse respirando dentro de su piel. Pero con igual intensidad su alma anhelaba lo que nunca tuvo, y en ese desesperado intento por sentir el amor y los ojos puestos en ella, viajaba a ver a su padre a Colombia. Este hombre la recibió un par de veces en su casa prohibiéndole nombrar la palabra “papá”, no podía dejar entrever a sus hermanastras ni la mas minima señal del verdadero parentesco que los unía. Esa exigencia la impuso su madrastra quien se encargo de borrar todos los recuerdos y registros del pasado de su esposo, y el no quería tener problemas con ella. Si aceptaba esa condición podía visitarlo. Churi, sedienta de amor, acepto entrar a ese tóxico círculo como una amiga de la familia, una conocida del negocio de las pastas. Esas cuidadas escenas le generaban una angustia galopante y solo aumentaban la rabia en su corazón, sentía rabia de amar.
Hace 8 años atrás busco a su mamá, la enfrento con furia haciéndole ver todo el daño que le había causado. A esa altura esta mujer había entrado en el mundo de los vivos, volvió a Chile, estaba separada del alcohólico y había superado su adicción. Fue ella quien con humildad, reconoció todas sus faltas ante su hija y le pidió perdón por todo lo que a ella le correspondía. En el curso de los años, a punta de muchas recriminaciones y lágrimas han ido suavizando y reparando la relación, pero el conversar una y otra vez con su madre todo lo sucedido no le ha entregado la paz que buscaba. Su cuerpo emocional seguía siendo el de la niña de 11 años, estaba atrapada en otra dimensión, su golpe mas duro fue el inicial, el que le dio su padre, porque su abandono le robo su infancia y determino su suerte.
Hace poco vino a Chile Alejandro Jodorowsky, escritor chileno, actor y experto en genealogía. Fuimos todo un día sábado a practicar la psicomagia, disciplina creada por este mago, que ayuda mediante teatrales actos a entender, desandar y desterrar del cuerpo los entuertos familiares que arrastramos por generaciones como un esquema aprendido para repetir con la descendencia, perpetuando por los siglos de los siglos la inconciencia y el sufrimiento de la humanidad. No solo nos influye el ejemplo de nuestros padres en la cotidianeidad, además se nos filtran las fechorías, los vicios y traspiés de nuestros antepasados en el inconciente actuando de manera tangible en nuestros pensamientos, emociones, decisiones y actitudes. Esas energías actúan de manera subterránea, tal como lo hace la sangre que corre por nuestras venas.
Previo al almuerzo pudimos hacerle preguntas a Alejandro, Churi fue la primera en tomar el micrófono y le planteó lo que le sucedía. Por lo bajo había escuchado tres veces antes la misma pregunta en el curso con Gabriela, pero no lograba captar en su corazón lo que su mente hacia tiempo lograba entender.
- Me acabo de contactar con una hija de mi papá que no conocía … En mi infancia mi padre me abandono, …. ¿qué se hace cuando a uno la han negado y mantenido oculta toda la vida?.
- “Mira a toda esta gente”. Le dijo Alejandro, y ella los miro, eran por lo menos 300 personas. Te das cuenta de lo egoísta que eres, ahora plantea la misma pregunta pero de una manera en que le sirva a todos ellos.
Churi se quedo unos segundos en silencio, me di vuelta a mirarla porque estaba a mi espalda y la vi tranquila. Cuando pudo hablar dijo: ¿qué se hace cuando un niño a sido abandonado por su padre?.
- A la tarde trabajaremos en eso. ¿Cuál es la siguiente pregunta?.
Nos fuimos a almorzar quedando su respuesta pendiente. Se nos unió Marco, su pareja desde hace 3años y mientras caminamos al restaurant dijo:
- P… el viejo pesado, que le costaba responder, todos los que vinieron después de mi le hicieron preguntas personales y no les dijo nada. Estoy enfurecida.
- En serio?, no se te nota. Le dije contemplando su asombrosa capacidad de disimulo.
- Si lo estoy, viejo de mierda. Lo único que quiero es irme de aquí.
Nos sentamos en la mesa y analizamos con Marco su situación.
- Alejandro representa en tu mente a tu padre, es tu proyección inconciente, y al exponerte de esta manera tan poco contenedora en tu dolor, te descoloco y despertó tu rabia latente, tal como ha sucedido en los encuentros con tu padre, en que la indiferencia hacia ti y tu mundo emocional es total. Pero no es personal y te manejaste muy bien, como una adulta.
Churi se fue calmando y mientras intentaba tragar el almuerzo, me contó que tenía contacto con una de sus hermanas del actual matrimonio de su padre. Se conocieron por facebook, vive en Argentina y ella ya sabía de la existencia de sus medio hermanas. Lo sospechaba sin saber de donde venía esa corazonada y comenzó a averiguar, pero el tema esta prohibido en su casa, si lo menciona su madre arma mayúsculo escándalo para diluir el tema entre los gritos. Su hermana tampoco hablaba maravillas de su padre, le contó que se comportaba a diario como un neurótico y era muy mal tratador. Nada que ya no supiera. Además me contó que tenía planeado un viaje a Colombia, había trazado un plan con lujo de detalles para confrontar a su papá, no había ni un cabo suelto. En su mente tenía todo perfectamente planificado para cuando estuviese frente a el.
- Y que esperas de este encuentro. ¿Cual sería la reacción ideal de tu padre para que tengas que sanar y soltar este tema? ¿Qué es lo que tiene que hacer el?. Le pregunté.
- Me tiene que pedir perdón.
- Pero Churi, te das cuenta que tu papá es inconciente de todo lo que te ha hecho y no dejas de describirlo como un ser inhumano, no solo te ha dañado a ti, le ha arruinado la vida a tus hermanas y hasta donde tu sabes, las hijas de su actual matrimonio sufren los mismos traumas que ustedes debido a su mal carácter, falta de compromiso y amor, sin haberlas abandonado fisicamente. No esperes que te pida perdón, con suerte te va a escuchar. Las posibilidades de que suceda lo que tu mente esta pensando son mínimas.
- Lo sé. Fue su respuesta.
En esta vida he aprendido a ser optimista y lo practico a diario, pero no soy ciega a las debilidades de la humanidad. Tenía mis reparos ante su postura, mi amiga estaba decidida a realizar su acto psicomágico de confrontación, pero no podía planear la reacción de su padre. Ya había sufrido lo inimaginable, la veía sumergida en las secuelas del desamor, sus inseguridades la acosaban, carecía de defensas contra el mundo exterior, y si nuevamente colocaba en manos de su padre su felicidad, era colocarse al borde del abismo.
La Psicomagia de Confrontación.
Pero nada la detuvo, se fue a Colombia y al volver nos juntamos en un café de Providencia, tenía novedades y me las tenía que contar en persona.
Llegando a Bogotá junto a su pareja, su hijo y su madre, se hospedaron en casa de su hermana del medio, una talentosa artista dedicada a crear marionetas y esculturas. Su casa era un desorden monumental, tres días le tomo asear y poner orden en ese hogar para comenzar a desplegar su mágico plan. Luego de muchas llamadas inconclusas, en que no le salía la voz al escuchar las voces que surgían del otro lado del teléfono, pudo realizar la llamada para concertar la cita con su padre. Le pidió que se juntaran en un café a conversar cinco minutos. Este con la frialdad de costumbre le dijo que lo pensaría y la llamaría al otro día de vuelta. Mientras el padre pensaba si quería ver a su hija, Churi realizaría la primera etapa de su reparación.
Salio a comprar la vestimenta para su acto, tenía que vestir como una niña y no había podido dar con el ropaje adecuado. Camino dos cuadras y entró a una tienda de ropa usada, la primera prenda que descolgó era un vestido rosado que le quedaba perfecto, miro al suelo y unas zapatillas que desplegaban unas ruedas para quedar como patines eran de su número. El universo le daba guiños apoyándola para que no se desanimara en el intento. Le había encargado a su hermana mayor, quien aún sigue casada con su primer novio, el de los balazos, que le ampliara una foto del rostro de su padre. Esta tenía una postura escéptica y burlona, se reía de las ocurrencias de su hermana, no le daba ni un crédito a la psicomagia ni a estas tonteras esotéricas tan de moda, pero al ver la determinación de su hermana, decidió cooperar.
En el living de la casa, colocaron dos sillas una al lado de la otra, en una se sentaría su madre y en la otra estaría metafóricamente su padre. Rellenaron las ropas del ex marido de su hermana artista, lo sentaron y le colocaron la foto ampliada de la cabeza del papá. Entre bromas y risas, estas cuatro mujeres armaron la escenografía. Churi se fue a vestir y su hermana mayor la peinó con dos trenzas. Se miraron las dos juntas frente al espejo y se emocionaron, el tiempo retrocedió, en el espejo estaban reflejadas las niñas que fueron hace 30 años atrás.
Churi se presento en la sala en donde la esperaban sus padres, al verlos ella les dijo:
- Esta niña que ven acá, ya no va a existir más. Ahora voy a vivir desde la mujer que soy.
Y comenzó a sacarse prenda por prenda hasta quedar completamente desnuda.
Acto seguido su mamá le dijo:
- Le doy la bienvenida a la mujer adulta y sabia que eres. Pero debes saber que quiero a la niña que esta en ti, le tengo una gran admiración. Cuenta conmigo para todo lo que necesites en esta vida.
Se abrazaron y por sobre el hombro Churi miro a su padre, no sabe si es producto de su imaginación o fue real, pero este hombre de papel le cerró un ojo en señal de aprobación. La mamá la ayudo a colocarse una bata y juntas fueron a enterrar la ropa que representa esa sufrida niñez, sepultando un pasado que ella sintió como una eternidad.
Al otro día su padre no daba señales de vida. Pasadas las cinco de la tarde terminaba de transcribir y mejorar el discurso que tenía pensado decirle, en ese instante miró a Marco y le pidió que la acompañara. Le pidió el auto prestado a su hermana para poder llegar antes de las seis de la tarde al Rigoletto, el local de pastas que había sido de su familia hace 30 años atrás. Fuera de toda posibilidad de llegar a tiempo por la distancia y la congestión del tránsito llego a las seis en punto a la tienda. Estaba cerrada, pero igual se bajo cargando una pesada mochila , dejándole a Marco la misión de estacionar. Dentro del negocio estaba su papá sacando las cuentas de las ventas del día. Golpeó el vidrio y este la miró extrañado, le costo reconocerla, cuando por fin cayo en cuenta de quien era esa mujer, le hizo señas para que diese la vuelta y entrara por detrás.
- Que distintas estas. Le dijo a modo de saludo.
- Ya soy una mujer. Tengo cuarenta y un años.
El padre comenzó a conversar superficialidades y entremedio le reclamó porque no lo había llamado hace un año atrás cuando se murió su abuela.
- Ya sabrás mas adelante porque no te llamé. Le contesto.
La invito a tomar un café fuera del local, -escenario perfecto que estaba en la mente de Churi- guardo la plata del día en su bolsillo y se puso una pistola al cinto, practica habitual en ese país, y que casi mata de susto a Churi. Caminaron diez cuadras y en ese lapso este hombre saltaba de un tema a otro, le pregunto por sus hermanas y nietos, confesándole que no le acomodaba ser abuelo.
Sentados en el café, le comenzó a hablar de sus papás, posiblemente intuyendo lo que se venía venir, le dijo que los dos eran muy estrictos y que recibió ese modelo a repetir. Pero estaba agradecido con sus padres porque nunca le falto nada. Ahora que estaba viejo, sintiendo aún la herida de la muerte de su madre, entendió lo que es no tener papás. Le habría gustado decirles tantas cosas … dijo lanzando un suspiro.
Esa bandeja de plata la aprovecho Churi para decirle:
- Justamente porque no quiero que te mueras sin haberte dicho lo que necesito decir, es que te voy a leer lo que te escribí y que es el motivo de este viaje. Voy a hablar de una manera ordenada y pausada, porque es muy importante para mi que entiendas lo que vas a escuchar. Guarda silencio, al final tendrás la oportunidad de responder.
El padre asintió y Churi comenzó a decir:
- Esto es lo que tu me hiciste: Cuando tenía once años me abandonaste y nunca más te preocupaste por saber de mi. Nunca me escuchaste cuando era una niña, me consentías pero te encargabas de criticarme constantemente. Mis actos nunca fueron lo suficientemente buenos para ti. No te importaba mi vida en el colegio, excepto la vez en que perdí primero de bachillerato y decidiste colocarme en un horrendo colegio de monjas, donde me castigaban constantemente, encargándose esas mujeres de decirme que estaba sola, perdida y me hundiría cada vez más, tal como sucedió. Nunca me preguntaste si quería estar ahí, nunca te importo mi opinión, y no se te ocurrió comunicarme que te irías de casa, ni decirme porque dejabas a mamá. Nunca más en tu vida me llamaste y si hubo contacto fue porque yo me encargue de buscarte a ti.
Churi decía cada frase mirándolo a los ojos, pudiendo ver la metamorfosis de su rostro.
Nunca te interesé, y mucho menos te importaron las razones por las que abandoné el colegio, pero las pocas veces que me veías criticabas mis decisiones de vida sin darte cuenta de que en un alto porcentaje tu eras el responsable de todo lo que me sucedía. Nunca me invitaste a dormir a tu casa, ni visitaste la casa en que estabamos mi madre con mis hermanas. Nunca escuché de tus labios una alabanza, nunca me cuidaste, ni veías en el ambiente tóxico en que estaba creciendo. Negaste mi existencia frente a tu nueva familia y al mundo, presentándome como una amiga de la familia. Recuerdo la vez en que me llevaste a un centro comercial a comprar muchas cosas, incluido mi regalo de cumpleaños y me enviaste de vuelta a casa en un bus público, sola y cargada de paquetes que apenas me podía. Jamás me llevaste a un parque de diversiones, ni al cine, ni a una plaza a jugar. Siendo una niña me obligaste a entender que era tu nueva esposa la que te presionaba para no ser mi papá y tu, cobarde, aceptabas lo que ella te impusiera.
El la miraba fijo, sin respirar y en visible estado de shock, pero mi amiga siguió:
- Esto es lo que sentí: Siempre me he sentido y he vivido anulada, angustiada, sobre todo cuando hablaba contigo. Siempre estuve muy triste porque no me querías, sin embargo, aunque solo escuchaba criticas y me humillaras al ocultar que era tu hija, acudía a ti porque me sentía viva, te necesitaba. Como consecuencia de todo esto siempre tuve la sensación de ser una mala persona, carente de interés y sentía que nunca nadie podría quererme. Crecí sin amor, sin caricias y escondida. En el fondo de mi, llevo enquistada una gran desesperanza. Me dañaste profundamente mi auto estima. Por mantenerme oculta siento que no tengo derecho a un lugar en este mundo.
- Esto es lo que ese abuso constante provocó en mi vida: Al no tener amor, me fui a un país lejano en donde estudié lo que no me gustaba realmente. Me aleje de mi creatividad y aposte por un matrimonio con un hombre que resulto ser homosexual, con el fui muy infeliz como mujer, perpetuando tu maltrato y tu abandono. Un día comprendí que moriría si seguía negándome a mi misma y emprendí el trabajo de sanar. Fue entonces cuando pude descubrir la dimensión de los daños causados y la falta de confianza que tenía hacia mi.
A esta altura estaba boquiabierto.
- Esto es lo que sufro todavía hoy: Quiero cambiar de profesión y sentir que tengo derecho a existir. Quiero dejar de sentir incertidumbre con respecto al futuro y sentirme como una mujer adulta y fuerte. No quiero tener secretos con la familia que he formado. No quiero repetir la historia llena de mentiras que tu montaste. Quiero liberar al hombre que es mi pareja del peso de tener que darme el amor que mi padre no me dio cuando lo necesite. Quiero ser capaz de entregar mucho amor, pero tu ejemplo se interpone como un muro entre mis deseos y yo. Quiero dejar de castigar a todos los hombres, que son el arquetipo tuyo. Siento una gran rabia dentro de mi y sufro todos los días de mi vida por eso.
- Esta es la reparación que me debes: Por todo el daño que me has hecho me debes dos cosas: Debes aceptar que te de una cachetada. Su padre al escuchar lo de la cachetada, en un hilo de voz, le dijo. “No lo hagas”. Churi lo miro tres segundos y siguió: Y debes aceptar este peso que esta hecho de puro dolor y que hoy te devuelvo, lo he cargado por muchos años y no me pertenece.
Acto seguido se paro y subió a la mesa la mochila que contenía treinta kilos de piedras y que equivalían a sus años de sufrimiento. El silencio era absoluto, ella lo miraba parada al lado de la mesa y le dijo que iría a la vuelta de la esquina a comprar cigarrillos. Se fue caminando con la intención de apenas dar la vuelta a la esquina escapar de ese lugar, dejándolo plantado. Apuró el paso cuando ya su padre no la veía, sin embargo algo le dijo que tenía que volver. Sin saber como, volvió al lugar de los hechos y miro a su padre quien estaba totalmente desencajado, su estado era de tal conmoción que no lograba articular ni una sola palabra. Cuando por fin hablo le dijo:
-Ya vi lo que hay adentro. ¿Te puedo decir algo?. … Me doy cuenta del daño que les hice y cuanto me equivoque. Y acepto este peso porque no te correspondió nunca cargarlo. Yo lo cargaré desde ahora en adelante, asumo toda la culpa de lo que hice. Dime, ¿qué puedo hacer para resarcir en algo el daño que te cause?.
Mientras esas palabras se abrían paso hasta el corazón de Churi logrando el milagro de romper el hechizo que la tenía mantenía invisible en otra dimensión, trasportándola en cuerpo y alma al presente, no se le ocurrió que pedir. Si hubiese sido fiel a la receta psicomágica de Jodorowsky, debió haber pedido una cantidad millonaria de dinero y lo mas probable es que el caballero golpeado por la brutal realidad de su inconciencia y el sincero arrepentimiento que profesaba, lo hubiese pagado. Ese pago, -aunque hubiese sido metafórico- es un doble beneficio, abre los caminos de la riqueza bloqueados para Churi generados por su retorcida imagen de si misma, y es la liberación de su padre quien ahora lleva el peso de la culpa. Que desperdicio, pero en fin, jamás pensó que escucharía palabras de arrepentimiento de la boca de su progenitor, por lo que confundida por lo que presenciaba, decidió seguir con su plan y le dijo:
- Déjame darte una cachetada.
Su padre en el mismo tono de la vez anterior, muy bajito y esta vez cerrando los ojos, como si sintiera la palmada en su cara, le dijo: No lo hagas, por favor.
Este gesto la descoloco y la vez sentía que su alma se llenaba de compasión, entonces le dijo.
- Me voy.
- No te vayas.
- Si, estoy muy nerviosa y quiero estar sola.
- ¿Me dejas que te escriba una carta?, y sacó del bolsillo de su chaqueta las hojas en que estaba escrito lo que escucho, buscó un lápiz y se lo entregó para que anotara su dirección. Churi apenas podía tomar el lápiz, estaba tan temblorosa que no podía escribir. Cuando termino de hacerlo su papá le pregunto:
- ¿Podemos irnos juntos?.
- No.
- Por favor, aunque sea hasta la esquina.
- No, quiero estar sola.
- ¿Te puedo abrazar?.
- Si, claro.
Abrazándola sin mucha fuerza le pregunto:
- ¿Les he hecho mucho daño a todas, verdad?.
- Si.
-¿Qué puedo hacer?.
- Encárgate de que ya no haya mas secretos en esta familia, hace ya un tiempo que soy amiga de tu hija que está en Argentina. Solo eso te voy a pedir, diles toda la verdad.
- ¿Te voy a volver a ver?.
- No.
Se dio media vuelta y se fue. Al doblar la esquina comenzó a correr como una prófuga por las calles del centro de Bogotá, a 2.600 metros de altura y sin que sus pulmones colapsaran, corrió sin parar las diez cuadras que la separaban de Marco, su amada pareja. Al verlo, se lanzo a sus brazos y lloró como una niña descargando toda la emoción del encuentro.
Llegando a casa y en calma le contó a sus hermanas y mamá cada detalle del encuentro. Su hermana artista reaccionó soltando un mar de lágrimas, no paró de llorar durante toda la noche, exorcizando el dolor de una vida entera de desaciertos y derrotas, y su hermana mayor la abrazaba agradecida por lo que había hecho, confesándole que creía en todo lo que había realizado y que sabía que este acto cambiaría sus vidas porque sentía las energías como se movilizaban a su alrededor. Nuevos aires de esperanza flotaban e impregnaban sus cuerpos maltratados, modificando la historia para su descendencia y posteridad.
Mi amiga anda flotando, su paso se hizo liviano, camina con soltura y confianza, cambió su tono de voz, su porte es erguido, y está empezando su negocio de pastas caseras, rescatando de entre los escombros el tesoro oculto de su árbol genealógico. La vida le parece fascinante sus ojos brillan y sonríe sola por las calles.
Por mi parte, nunca olvidaré la lección: entre hacer y no hacer, siempre elige hacer, del resto se encargará este mágico universo de maneras que nos puede sorprender, sobre todo en estos tiempos en que una nueva tierra emerge despertando a la dormida humanidad del sufrimiento innecesario y del ego programado.
Para terminar ...
Debo confesar que en mi familia hay muchos locos de atar, y para mi pesar y el de los inocentes, andan todos sueltos por este mundo. Lo importante es no caer en las trampas que van colocando a escondidas por la maleza (trampas que están en mi interior). Y parte de ese no caer en sus trampas, está el trascender la estupidez con elegancia y buen humor. Recuerdo a mi madre despreciando en mi papá el color oscuro de su piel y su pelo tieso, clásico rasgo de los araucanos, gente que hay que esconder porque según ella son feos y sin educación, en cambio yo atesoro mi herencia y espero que sea real, porque de esos antepasados con lanza debe venir la fuerza y el valor que se necesita para emprender esta rebelión del alma, y de ellos también está mi porfiada determinación por traer la paz y el amor a este mundo, protegiéndola de nosotros mismos. Y posiblemente de mi tía religiosa, quien aspira a la santidad catequizando a gritos a nuestros semejantes es que viene mi inclinación a lo espiritual. Aunque creo que a ella no le va a resultar ganarse el cielo apuntando con el dedo a los incautos pecadores que se le cruzan por la calle.
Me encantaría hacer el acto heroico de mi amiga pero no tengo a quien confrontar, mi madre esta bajo tierra y mi padre es tan sordo como una tumba, intentar decirle algo armaría tal alboroto sin que garantice los resultados esperados, porque cada vez que le pregunto como está, me responde que hace frío.
Pero hay atajos mágicos y energéticos, estudios demuestran que el proceso de recordar o imaginar ocupa la misma zona del cerebro, y mediante mi imaginación, he exaltado a mi familia a niveles de seres luminosos, las mujeres de mi familia son maduras, fuertes, trabajadoras, espirituales, divertidas, amantes apasionadas, buenas madres y buenas compañeras de hombres entretenidos, talentosos, conectados, fieles y sabios.
¿Es mucho pedir?. Si existe la belleza, esa siempre será mi opción y mi apuesta.
Desde mi corazón,
Marcela Paz.