Usted hace un viaje a lo
No Manifestado cada noche cuando entra en la fase de dormir profundo sin
sueños. Usted se funde con la Fuente. Extrae de ella la energía vital que lo
sostiene por un tiempo cuando regresa a lo manifestado, al mundo de las formas separadas. Esta energía es mucho más vital que la
comida: "No sólo de pan vive el hombre". Pero en el dormir sin
sueños, usted no entra en ella conscientemente. Aunque las funciones corporales
están operando todavía "usted" ya no existe en ese estado. ¿Puede
imaginar cómo sería entrar en el dormir sin sueños con conciencia plena? Es
imposible imaginarlo, porque ese estado no tiene contenido.
Lo No Manifestado no lo libera hasta que entra en ello
conscientemente. Por eso Jesús no dijo: la verdad los hará libres, sino más
bien: "Ustedes conocerán la verdad y la verdad los hará libres". No
es una verdad conceptual. Es la verdad de la vida eterna más allá de la forma,
que se conoce directamente o no se conoce. Pero no intente permanecer
consciente en el dormir sin sueños. Es muy poco probable que lo logre. Cuando
mucho, puede que permanezca consciente durante la fase de los sueños, pero no
más allá de eso. Esto se llama un soñar lúcido, que puede ser interesante y
fascinante, pero no liberador.
Así pues, use su cuerpo interior como un portal a
través del cual usted entra en lo No Manifestado y mantenga ese portal abierto
para mantenerse conectado con la Fuente en toda ocasión. No hay diferencia en
cuanto al cuerpo interior, si el cuerpo físico es viejo o joven, frágil o
fuerte. El cuerpo interior está fuera del tiempo. Si usted no puede todavía
sentir el cuerpo interior, use otra puerta, aunque en últimas todas son una. De
algunas ya he hablado extensamente. Pero las mencionaré de nuevo aquí
brevemente.
Otras Puertas.
El Ahora puede considerarse la puerta principal. Es un
aspecto esencial de todas las otras, incluido el cuerpo interior. Usted no
puede estar en su cuerpo sin estar intensamente presente en el Ahora.
El tiempo y lo manifestado están ligados tan
inextricablemente como lo están el Ahora sin tiempo y lo No Manifestado. Cuando
usted disuelve el tiempo psicológico por medio de la conciencia intensa del
momento presente, usted se vuelve consciente de lo No Manifestado tanto directa
como indirectamente. Directamente, lo siente como la irradiación y el poder de
su presencia consciente, sin contenido, sólo presencia. Indirectamente, usted
es consciente de lo No Manifestado a través del reino sensorial. En otras
palabras, usted siente la esencia de Dios en cada criatura, en cada flor, en
cada piedra y usted comprende "Todo lo que es, es santo". Por eso
Jesús, hablando completamente desde su esencia o identidad de Cristo, dice en
el Evangelio apócrifo de Tomás: "Rompan un trozo de madera; yo estoy allá.
Levanten una piedra y me encontrarán allá".
Otra puerta a lo No
Manifestado se produce dejando de pensar. Esto puede empezar con algo muy
sencillo, como hacer una respiración consciente o mirar una flor en un estado
de alerta intensa, de modo que no haya un comentario mental al mismo tiempo.
Hay muchas formas de producir una brecha en la corriente incesante de
pensamiento. De eso se trata fundamentalmente la meditación. El
pensamiento es parte del reino de lo manifestado. La actividad mental continua
lo mantiene aprisionado en el mundo de las formas y se convierte en una
pantalla opaca que le impide hacerse consciente de lo No Manifestado, de la
esencia sin forma y sin tiempo de Dios que hay en usted y en todas las formas y
las criaturas. Cuando usted está intensamente presente, no necesita preocuparse
de la detención del pensamiento, por supuesto, porque entonces la mente se
detiene automáticamente. Por eso he dicho que el Ahora es un aspecto esencial
de cualquier otra puerta.
La entrega -el abandono de la resistencia mental-emocional
a lo que es- también se convierte en una puerta hacia lo No Manifestado. La
razón para ello es sencilla: la resistencia interior lo separa de las demás
personas, de usted mismo, del mundo que lo rodea. Fortalece la sensación de
separación de la que el ego depende para su supervivencia. Cuanto más fuerte es
la sensación de separación, más atado está usted al mundo de lo manifestado, al
mundo de las formas separadas. Cuanto más atado está al mundo de la forma, más
dura e impenetrable se vuelve su identidad formal. La puerta está cerrada y
usted está separado de la dimensión interior, de la dimensión de la
profundidad. En el estado de entrega su identidad formal se suaviza y se vuelve
en cierta forma "transparente", por decirlo así, de modo que lo No
Manifestado puede brillar a través de usted.
Depende de usted abrir una puerta en su vida que le dé
acceso consciente a lo No Manifestado. Entre en contacto con el campo de
energía del cuerpo interior, esté intensamente presente, deje de identificarse
con la mente, entréguese a lo que es, esas son todas las puertas que puede
usar, pero sólo necesita usar una.
Seguramente el amor debe ser una de esas puertas.
No lo es. Tan pronto como una de esas puertas se abre,
el amor está presente en usted como la percepción-realización de la unidad. El
amor no es una puerta; es lo que entra en este mundo a través de ella. Mientras
esté completamente atrapado en su identidad formal, no puede haber amor. Su
tarea no es buscar amor sino encontrar una puerta a través de la cual el amor
pueda entrar.
Eckhart Tolle.
Libro "El Poder del Ahora".
Photo by Neil Herbert
En Simply Beautiful.