Por mucho que lo niegues, tu pareja es el centro de tu vida. Y esto no es algo bueno ni malo. Es simplemente un hecho, fruto de tu naturaleza femenina. Sin embargo, convertir a tu compañero en tu principal fuente de amor, apoyo y complicidad es una cagada. Nadie debería llevar esa carga. ¡La principal fuente has de ser tú! Piénsalo bien: ¿cómo vas a respetar la libertad de tu pareja si crees que dependes de ella para ser feliz? Es hora de que te comprometas a resolver tus propios conflictos emocionales por ti misma. En vez de buscar que te quieran, ámate. Libérate de la necesidad de sentirte querida. Sana de una vez tu herida de nacimiento. ¡Ese es tu viaje! Aprende a amarte como nadie nunca te ha amado ni te amará jamás. Solo así podrás salir de esa invisible cárcel llamada «dependencia emocional», cada día con más presos. Asúmelo: necesitas sentirte querida porque no te amas. Si te amas, el amor fluirá de ti hacia tu pareja en forma de confianza y libertad. Al comprender y respetar el ciclo de intimidad y autonomía, tu pareja dejará de escapar de ti. La mayoría de hombres están mucho más dispuestos a decir que sí cuanto más te alejes de tu compañero, más se acercará él a ti. Vuestra relación alcanzará cotas más elevadas de satisfacción si respetas y promueves su independencia. Permite que tu pareja esté contigo cuando verdaderamente le apetezca. ¡Madre mía cuando eso sucede! Entonces volverá voluntariamente con más frecuencia y más ímpetu para amarte. Su deseo de proximidad e intimidad contigo es proporcional al respeto de su libertad. La paradoja es que, al despegarte emocionalmente de tu compañero, empiezas a sentirte mucho más unida y conectada a él.
Borja Vilaseca.
Escritor, periodista,
inspirador para personas con necesidad de cambio.
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