“Mi primer despertar no fue total sino parcial luego se escondió por 10 años o más. Me ocurrió a los 16 o 17 años, mi mente era profundamente negativa porque fui un niño muy infeliz; mis padres estaban siempre en conflicto y se agredían físicamente, sentía mucha inseguridad ya que la violencia en casa podía explotar en cualquier momento. Éramos muy pobres, ni siquiera teníamos televisión (ahora veo lo afortunado que fui por eso), ellos se separaron y con el tiempo me fui a vivir con mi padre a España. Éramos tan pobres que estábamos casi al nivel de un tercer mundo; no teníamos nevera así que comprábamos un bloque de hielo que poníamos en un gabinete, el hielo duraba dos días y solo lo podíamos comprar una vez por semana, poníamos la comida ahí y se acababa pronto. Así que yo era muy negativo, mi mente decía: “siempre me pasan cosas malas”, era uno de mis pensamientos repetitivos y cuando pasaba algo malo decía: “por supuesto!todo lo malo me pasa a mí”, “nunca me pasa nada bueno” y a los 16 o 17 años llegó el primer cambio. Una dama alemana que vivía en España tenía que volver a Alemania y me regaló unos libros porque llevaba mucho equipaje y de los 15 libros que me dio, ocho o nueve eran espirituales, casi desconocidos en ese entonces, incluso ahora. Entonces tomé uno y por primera vez descubrí que existe una conexión entre lo que ocurre en tu mundo exterior y tus procesos de pensamiento y que el pensamiento negativo crea experiencias negativas y que te puedes liberar de eso, lo cual fue una gran revelación para mí; escribía en una máquina algunas cosas del libro y las coleccionaba y mi pensamiento pasó de ser negativo a ser mucho más positivo. Apenas pasó un año ya quería irme de ahí lejos de mi padre y su segunda relación que tampoco funcionaba y de repente todo ocurrió: me ofrecieron un gran trabajo sin tener ningún título, en Londres, y mi vida cambió mucho al cambiar mi pensamiento. Estuve bien en Inglaterra por dos o tres años pero el pensamiento positivo se redujo más y más y volví a ser infeliz. Estuve muchos años con depresión y ansiedad hasta que a los 29 años ocurrió algo diferente y no fue el pensamiento positivo sino el fin de la identificación con los pensamientos. Así que ese libro me llevó a una especie de despertar parcial temprano; ayudarme a ver cómo pensaba produjo un cambio, esa es la etapa en la que pegas calcomanías para recordarte las cosas positivas, por ejemplo: “yo me amo” (ríe). Al final trasciendes todo eso de los pensamientos positivos y decretos, que pueden ser geniales como paso intermedio entre trascenderte y odiarte. Vas de “yo me odio” a “yo me amo” y finalmente a “Yo Soy”.