Mercurio, el mensajero de los dioses
en modo retrógrado
Nos brinda la oportunidad de parar nuestros procesos mentales, de descansar el afán de futuro y en lugar de ello volver atrás en el tiempo revisitando esos lugares que siguen viviendo en nosotros, pero que con nuestra vida empujada hacia adelante muchas veces no podemos volver a contemplar. Esos viejos lugares pueden encerrar dolor, pero también pueden encerrar sabiduría. Son las catedrales olvidadas a las que rara vez acudimos en búsqueda de consuelo y de Ser. Sentarnos delante de lo que fue, sin juzgar, puede ser una experiencia liberadora. Nos hemos enfrentado con las gárgolas que protegen las entradas de los templos, les hemos perdido el miedo y las hemos aceptado. Ahora Mercurio nos guía por los laberintos de nuestra historia personal hasta llegar al Lugar Santo, donde las piezas del puzzle encajan. Os recomiendo escribir vuestra historia o estas situaciones que todavía están sin resolver, ya que escribir es el don de Mercurio, su vehículo intimo y personal. Usar el poder de la palabra escrita como un hilo rojo en este laberinto de vivencias entretejidas y sentimientos que se han perdido por los caminos. Entrar de lleno y rescatarlos.
Abrir estas cajas de pandora que se han almacenados en polvorientas estanterías mentales a la espera de que seamos lo suficientemente fuertes para volver allí. Ver la belleza en las polillas que salen junto a las mariposas. La cuestión es liberar el pasado y poderlo dejar definitivamente atrás para sumergirnos en el ahora que es el único tiempo que nos pertenece.
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Margit Glassel Astrología
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