lunes, 17 de junio de 2013

¿Cuándo Ama Demasiado?.



Cuando estar enamorada significa sufrir, 
estamos amando demasiado. 

 Cuando la mayoría de nuestras conversaciones 
con amigas íntimas son acerca de él, de sus problemas, sus ideas, 
sus sentimientos, y cuando casi todas nuestras frases 
comienzan con “el”...
estamos amando demasiado. 

Cuando disculpamos su mal humor, su mal carácter, 
su indiferencia o sus desaires como problemas debidos a una niñez infeliz
 y tratamos de convertirnos en su psicoterapeuta, 
estamos amando demasiado. 

Cuando leemos un libro de autoayuda y subrayamos 
todos los pasajes que lo ayudaran a él, 
estamos amando demasiado. 

Cuando no nos gustan muchas de sus conductas, 
valores y características básicas, pero las soportamos en la idea de que,
 si tan solo fuéramos lo suficientemente atractivas y cariñosas, 
el querría cambiar por nosotras, 
estamos amando demasiado. 

Cuando nuestra relación perjudica nuestro bienestar emocional,
 e incluso, quizá, nuestra salud e integridad física, 
sin duda estamos amando demasiado. 

A pesar de todo el dolor y la insatisfacción que acarrea, amar demasiado es una experiencia tan común para muchas mujeres que casi creemos que así deben ser las relaciones de pareja. La mayoría de nosotras hemos amado demasiado aunque sea una vez, y para muchas de nosotras ha sido un tema recurrente en nuestra vida. Algunas nos hemos obsesionado tanto con nuestra pareja y nuestra relación que apenas podemos funcionar como personas. 

En este libro examinaremos a fondo los motivos por los que tantas mujeres, en busca de alguien que las ame, parecen encontrar inevitablemente parejas nocivas y sin amor. Analizaremos porque también porque, una vez que sabemos que una relación no satisface nuestras necesidades, nos cuesta tanto ponerle fin. Veremos que el amor se convierte en amar demasiado cuando nuestro hombre es inadecuado, desamorado o inaccesible y , sin embargo, no podemos dejarlo; de hecho, lo queremos y lo necesitamos aún más.

Llegaremos a entender cómo nuestro deseo de amar, nuestra ansia de amor, nuestro amor mismo, se convierte en adicción.

“Adicción” es una palabra que asusta. Evoca imágenes de consumidores de heroína que se clavan agujas en los brazos y llevan una vida obviamente autodestructiva. No nos agrada la palabra y no deseamos aplicar el concepto a nuestra forma de relacionarnos con los hombres. Pero muchas de nosotras hemos sido “adictas a los hombres” y, al igual que cualquier otro adicto, necesitamos admitir la seriedad del problema antes de poder empezar a curarnos.

Si usted alguna vez se vio obsesionada por un hombre, quizás haya sospechado que la raíz de esta obsesión no era el amor si no el miedo. Quienes amamos en forma obsesiva estamos llenas de miedo: miedo a estar solas, miedo a no ser dignas o a no inspirar cariño, miedo a ser ignoradas, abandonadas o destruidas. Damos nuestro amor con la desesperada ilusión de que el hombre por quien estamos obsesionadas se ocupe de nuestros miedos.

En cambio, los miedos—y nuestra obsesión—se profundizan hasta que el hecho de dar amor para recibirlo se convierte en la fuerza que impulsa nuestra vida. Y como nuestra estrategia no da resultado, tratamos, amamos aún más. Amamos demasiado.

La primera vez que reconocí este fenómeno de “amar demasiado” como síndrome de ideas, sentimientos y conductas fue después de varios años de asesorar a alcohólicos y drogadictos.

Después de llevar a cabo cientos de entrevistas con adictos y sus familias, hice un descubrimiento sorprendente. A veces, los pacientes a quienes entrevistaba se habían criado en el seno de familias con problemas, y a veces no, pero sus parejas casi siempre provenían de familias con problemas severos, en las cuales habían experimentado tensiones y sufrimientos mayores que los comunes. Al luchar por salir adelante con sus compañeros adictos, estas mujeres (que en el área de tratamiento se conocen como coalcohólicas) inconscientemente recreaban y revivían aspectos significativos de su niñez.

Principalmente a través de las esposas y novias de adictos, comencé a entender la naturaleza del hecho de amar demasiado. Sus historias personales revelaban la necesidad de superioridad y sufrimiento que experimentaban en su papel de “salvadoras” y me ayudaron a comprender la profundidad de su adicción a un hombre que a su vez, era adicto a una sustancia. Obviamente, en esas parejas, ambas parejas necesitaban ayuda por igual, y que ambos estaban literalmente muriendo por sus adicciones: el por los efectos del consumo de sustancias químicas; ella por los efectos de una tensión extrema.

Esas mujeres coalcohólicas me clarificaron el increíble poder y la influencia de sus experiencias infantiles sobre sus patrones adultos para relacionarse con los hombres. Ellas tienen algo que decirnos a todas quienes hemos amado demasiado acerca de la razón por la cual hemos desarrollado nuestra predilección por las relaciones problemáticas, como perpetramos nuestros problemas y, lo más importante, como podemos cambiar y mejorar.

No pretendo afirmar que las mujeres sean las únicas que aman demasiado. Algunos hombres desarrollan esta obsesión con las relaciones con tanto fervor como podría hacerlo una mujer, sus sentimientos y conductas provienen de la misma dinámica y las mismas experiencias infantiles. Sin embargo, la mayoría de los hombres que han sido dañados en la niñez no desarrollan una adicción a las relaciones.

Debido a una interacción de factores biológicos y culturales, por lo general tratan de protegerse y evitar el dolor mediante objetivos más externos que internos, más impersonales que personales. Tienden a obsesionarse con el trabajo, los deportes o los hobbies, mientras que una mujer, debido a las fuerzas biológicas y culturales que las afectan, tienden a obsesionarse con una relación, tal vez con un hombre así dañado y distante.

Es de esperar que este libro sea útil para cualquiera que ame demasiado, pero esta escrito en especial para las mujeres porque el hecho de amar demasiado es un hecho principalmente femenino. Su propósito es muy específico: "ayudar a reconocer ese hecho a las mujeres que tienen patrones destructivos de relacionarse con los 
hombres, comprender el origen de esos patrones y obtener las herramientas necesarias para cambiar sus vidas".

Pero si usted es una mujer que ama demasiado, me parece justo prevenirle que es no será un libro fácil de leer. Por cierto, si el concepto le llama la atención y aún así lee este libro en forma superficial, sin que la afecte o la conmueva, o si se encuentra aburrida o enojada, o no logra concentrarse en el material aquí presentado, o si solo piensa en lo mucho que esto podría ayudar a otra persona, le sugiero que pruebe volver a leerlo dentro de un tiempo. Todos necesitamos negar lo que nos resulta demasiado doloroso o amenazador para aceptarlo. La 
negación es un medio natural de autoprotección, que obra en forma automática y espontánea. Tal vez en una lectura posterior usted podrá enfrentar sus propias experiencias y sus sentimientos más profundos.

Lea despacio, permítase reflexionar tanto intelectual como emocionalmente con estas mujeres y sus historias. Las historias presentadas en este libro podrán parecerle extremas. Les aseguro que son todo lo contrario. Las personalidades, las características y las historias que he encontrado entre las cientos de mujeres a quienes he conocido personal y profesionalmente y que entran en la categoría de amar demasiado no están en absoluto exageradas aquí. Sus historias reales son mucho más complicadas y llenas de dolor. Si los problemas de ellas le parecen mucho mas graves y angustiosos que los suyos, permítame decir que su reacción inicial es típica de la mayoría de mis pacientes. Cada una cree que su problema no es tan grave, aún , cuando se compadece de la situación de otras mujeres que, en su opinión, tienen verdaderos problemas.

Una de las ironías de la vida es que las mujeres podemos responder con gran compasión y comprensión a la vida de otros y mostrarnos ciegas (y por) el dolor en nuestra propia vida. Conozco eso muy bien, pues la mayor parte de mi vida fui una mujer que amo demasiado hasta que el efecto nocivo sobre mi salud física y emocional fue tan severo que me vi forzada a examinar a fondo mi forma de relacionarme con los hombres. He pasado los últimos años trabajando mucho para cambiar ese patrón. Han sido los años más gratificantes de mi vida.

Espero que, a todas ustedes que aman demasiado, este libro las ayude a cobrar mayor conciencia de la realidad de su situación, pero también las aliente a empezar a cambiarla, reencauzando su afecto, no hacia su obsesión por un hombre, sino hacia su propia recuperación y su propia vida.

Aquí cabe una segunda advertencia. En este libro, al igual que en tantos libros de autoayuda, hay una lista de pasos a seguir a fin de cambiar. Si usted decide que realmente decide seguir esos pasos, necesitará – como en todo cambio terapéutico- años de trabajo y nada menos que su dedicación total. No hay atajos para salir del patrón de amar demasiado en el que usted esta atrapada. Es un modelo aprendido a temprana edad y muy bien practicado, y el hecho de abandonarlo será temible, amenazador y un constante desafío. Con esta advertencia no pretendo desalentarla. Después de todo, si usted no cambia su patrón de relaciones, sin duda enfrentará una lucha en los años venideros. Pero en ese caso, su lucha no será por crecer sino simplemente por sobrevivir. Si elige iniciar el proceso de recuperación, 
dejará de ser una mujer que ama a alguien con una intensidad tal que resulta dolorosa para empezar a ser una mujer que se ama lo suficiente a si misma para evitar el dolor.

Libro "Las Mujeres Que Aman Demasiado", Robin Norwood. 


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"El Poder de Elegir". Eckhart Tolle.
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"La Pareja: Una Oportunidad de Sanar el Arbol Genealógico"
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