Denali era un perro mestizo, uno de tantos que saturan los albergues
del primer mundo y que el fotógrafo (y surfero) Ben Moon
tuvo la suerte de adoptar siendo un cachorro, en 1999,
cuando se mudó con 24 años a vivir a Portland (Oregon, EEUU).
Durante más de 14 años Ben y Denali compartieron aventuras. Visitaron rincones y playas increíbles, se bañaron juntos en todos los mares en los que Ben buscaba las olas, viajaron por muchas carreteras y acamparon en decenas de paisajes diferentes. Incluso estuvieron juntos en el hospital, cuando Ben tuvo que luchar contra el cáncer que le diagnosticaron, en 2004. Las enfermeras permitieron a Denali acompañar a Ben durante sus ingresos y tumbarse a su lado en la cama. Nunca se separaron.
Cuando a los 14 años Denali también fue víctima del cáncer y dado que su avanzada edad desaconsejaba hacerle pasar por el tratamiento, Ben decidió que lo llevaría, una vez más, a algunos de esos lugares que compartieron. Entonces comenzó a prepararse para una despedida inevitable, captando las últimas imágenes de Denali antes de irse, paseando por sus playas favoritas y cuidando del perro igual que lo hizo él años atrás, sin dejarlo solo.
Así nació este corto, Denali, una cinta que emociona desde que el primer minuto y que consiguió el premio People’s Choice y el Best of Festival en el pasado 5Point Film Festival de Carbondale (Colorado, EEUU). La voz en off del perro va narrando la historia de su vida en primera persona, mientras, el espectador sólo puede sacar los clínex y dejarse llevar por sonrisas y lágrimas.
Es difícil plasmar en un puñado de imágenes y palabras lo que significa el vínculo perro/propietario, pero Ben Moon ha sabido enseñar, a los más de 7 millones de personas que han visto el vídeo, ese otro matiz de la expresión «hasta que la muerte nos separe».
Un visionado imprescindible que nos invita a disfrutar cada minuto de nuestros perros. Ocupan un espacio tan grande en las vidas de todos nosotros, que a veces olvidamos lo efímeros que son. Carpe Diem.