miércoles, 1 de diciembre de 2021

"La Paradoja del Deseo y el Apego". Por Borja Vilaseca.



Cuando estamos identificados con el ego solemos darle demasiada importancia a lo de fuera. Esencialmente porque nos sentimos insatisfechos por dentro. El yo ilusorio nos hace creer que dejaremos de sufrir cuando consigamos lo que deseamos. Paradójicamente, el deseo y el apego son la raíz desde donde se originan el miedo, la ansiedad y el sufrimiento. Y todo porque estamos convencidos de que necesitamos eso que deseamos para ser felices. ⁣
La ironía es que cuanto mayor es nuestro deseo-apego, más alejamos la felicidad de nosotros. No en vano, el deseo enseguida se transforma en una expectativa. Y dado que esta suele no cumplirse termina convirtiéndose en frustración. De ahí que cuanto más deseamos, más infelices nos volvemos. A su vez, cuanto más nos apegamos a lo que tenemos, más miedo tenemos de perderlo. Esta es la razón por la que el apego es fuente de tensión, angustia y preocupación. Y no solo eso. El deseo-apego también nos instala en la queja permanente, pues efectivamente la vida no suele darnos lo que queremos.⁣
Vivir despiertos pasa por darnos cuenta de que el deseo de querer ser felices causa desdicha. Y que somos prisioneros de cualquier persona, cosa o situación de la que dependamos para sentirnos bien con nosotros mismos. No en vano, el deseo-apego es incolmable por definición. De ahí que nos encierre en la cárcel de la insatisfacción crónica. La verdadera libertad y satisfacción devienen cuando lo trascendemos.⁣
Fragmento extraído del libro 
"Las casualidades no existen. Espiritualidad para escépticos".⁣
Imagen de animalespiritual.com