lunes, 27 de junio de 2016

Quirón Retrógrado—…”y Todos los Corazones se Helaron en una Plegaria Egoísta por Luz…”. By Margit Glassel

Quirón retrógrado desde el 27 junio hasta el 1 de diciembre 2016.
 
El asteroide que simboliza la herida, la vulnerabilidad, la aceptación y la sanación lleva ya unas tres semanas en el grado 25° de Piscis y se quedará unas cuatro semanas más, entonces ya en modo retrógrado, en el grado 25°. Por lo tanto todos los que tengan planetas o puntos sensibles cerca o formando aspectos con Quirón, se verán afectados con más fuerza por su energía.
 
Quirón entró en Piscis en 2010; necesita unos 50 años para dar la vuelta a los 12 signos (para que os hagáis una idea, el Sol sólo tarda un año y la Luna un mes). Dejará Piscis temporalmente en abril 2018 y definitivamente en febrero 2019. Entonces, en Aries, el trabajo quirónico será sanar las heridas que tienen que ver con el coraje, la autoafirmación, la individualidad, nuestras luchas y la asertividad pero en los dos años que quedan la sanación colectiva tiene que ver con la disolución, el cerrar un ciclo, permitir nuestra vulnerabilidad y la rendición a algo más grande que el pequeño ego.  Me viene a la mente un fragmento del poema “Oscuridad”  de Lord Byron: “…y todos los corazones se helaron en una plegaria egoísta por luz…”.
 
Hoy vibramos con la energía quirónica y lo que para unos es un triunfo para otros es una derrota. El peligro consiste en el separatismo, abrumado por los miedos y la incomprensión, en atacarnos los unos a los otros para protegernos de la vulnerabilidad que produce el sentimiento de disolución de nuestros sueños, de nuestras fronteras y de nuestro pequeño ego. Con las palabras de Byron :
 
“De su propio espanto mutuo murieron,
Sin saber quién era aquel sobre cuya frente
La hambruna había escrito Enemigo.”
 
Desde la conciencia oceánica de Piscis nuestros pequeños tormentos se pierden en el rítmico vaivén de eras cósmicas, precisamente por esto nos devora el miedo al caos y al cambio.
 
Quirón retrógrado nos brinda otra oportunidad para mirar hacia dentro, para aprender a estar cómodos con las espinas cuando acariciamos una rosa. No podemos huir de la realidad del sufrimiento y del hecho de que  éste  forma parte de la existencia humana. La realidad es tan bondadosa de recordarnos, cuando lo necesitamos,  que  la huida a la luz no es ninguna solución pero tampoco lo es el quedarse estancado en emociones venenosas. Podemos plantar una flor de lis en la tumba de nuestros sueños rotos mientras los lloramos durante unos minutos, arrodillados, para luego levantarnos y seguir nuestro camino.
 
El verdadero poder no reside en los convenios de los hombres sino en nuestro día a día, en cómo percibimos nuestra realidad, en que proyectamos, cómo reaccionamos y cómo manifestamos nuestra dignidad en cada instante. Nadie puede arrancarnos esta libertad.
 
El sacrificio quirónico es aceptar que no podemos salvar al mundo y que no estamos separados de él, pertenecemos a este momento histórico y a nuestra cultura,  nos guste o no.
 
Con Quirón retrogrado en Piscis podemos descubrir cómo transformar las adversidades en una escalera al cielo, este espacio abierto e infinito  que está en nuestro interior. Buscar un mundo perfecto sin haber sanado por dentro es como montarse a un barco que nos lleva al naufragio. El miedo es la raíz de muchas decisiones erróneas y emociones hirientes, y precisamente este miedo es algo que los seres humanos compartimos. Quirón nos puede ayudar a dar un paso evolutivo con las situaciones que el universo nos ha orquestado; es fácil que nos sintamos vulnerables, excluidos, frágiles  pero antes de revolvernos como un animal herido, tenemos la libertad del espacio y de la dignidad, en escoger nuestra reacción. Quirón retrógrado nos invita precisamente a ésto: a encontrar atención consciente, espacio, compasión e ir más allá de etiquetar al “otro” a lo de “fuera” como enemigo. Si lo solidificamos de este modo le damos más fuerza y más poder y salimos todos perdiendo. Podemos emplear la energía del tránsito para viajar hacia nuestro interior y no perdernos en el exterior.
 
Copyright© Margit Glassel.
27/6/2016