Todo lo que lamento, lo estoy excluyendo. 
Todo lo que acuso, lo estoy excluyendo. 
A cada persona que despierta mi enojo, la estoy excluyendo. 
Cada situación en la que me siento culpable, la estoy excluyendo.
 Y yo estoy cada vez más empobrecido.
El camino inverso sería: 
Todo lo que lamento, lo miro y digo: 
Sí, así fue y lo incorporo en mí con todo el desafío que me representa.
 Digo: Haré algo contigo. 
Ahora te tomo como una fuente de fuerza, sea como fuere. 
El movimiento básico es siempre el mismo: 
en lugar de excluir, incorporar. 
Bert Hellinger.

