El Sol es la luz que adopta diferentes formas y filtros
en su viaje por los doce signos.
Es nuestra vitalidad, salud, nuestro ser auténtico y nuestro futuro.
Pertenecemos a una cultura que nos anima a vivir en el presente, ya sea por desarrollar la atención plena y vivir conscientemente por un lado o por el lema de que “la vida es corta y lo único que tenemos es el presente y hay que vivirlo a tope”. Así nos perdemos las delicias del Futuro, el potencial mágico que en algún momento se convierte en nuestro presente. Hay que honrar el futuro y el Sol expresa eso: El fuego y la Luz que podemos encarnar.
Si miras tu carta natal verás cual es el camino, el signo, la casa, los aspectos…y si miras el cielo ahora verás cual es la oportunidad, el momento.
Ayer con la entrada del Sol a Cáncer fue el Solsticio de verano en mi parte del mundo. Cáncer es agua cardinal, es decir el agua que se mueve, que nos nutre, nos limpia y nos cura. El agua era la primera medicina en la historia de la humanidad.
No es el agua de los pozos profundos de Escorpio, los loch donde viven los monstruos de la sombra, ni es el infinito océano pisciano donde nos podemos perder en la eternidad. Es el agua que inicia, que emprende, que protege y nos hace sentir a salvo, arropado. Cáncer es el clan y la familia, la tierra que nos ha visto nacer y las abuelas que nos ayudan desde el otro lado del velo. Son los recuerdos, la sabiduría que hemos heredado. Las raíces. Y esos abrazos que nos han sostenido.
Si no hemos tenido ese alimento ni esos abrazos, el poderío del Sol ilumina la Fuente para que bebamos de ella sin temor. Tenemos un mes entero para explorar sus maravillas.
¿Cómo puedo maternarme a mi misma?
En la época del Cangrejo prestamos especial atención a nuestras emociones, a lo que arrastramos, a nuestro pasado y soñamos en nuestras tripitas de cangrejo, mientras incubamos una perla, con un futuro gentil que nos ama y envuelve como un manto protector.
Feliz solsticio -que no es solo un día- y amanecer.
© Margit Glassel
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