"Si Enciendes Una Luz Para Alguien, También Iluminará Tu Camino".
Estas sabias palabras de Buda encierran
en realidad, toda una sabiduría que cada uno de nosotros deberíamos
aplicar en el día a día. El termino o la expresión “dar luz”
encierra sin duda toda una connotación espiritual, no obstante, también
obtenemos de ella todo un sentido práctico y psicológico.
Dar luz es ofrecer bondad, reconocimiento y honrar a alguien. ¿Piensas que en la actualidad aplicamos este sano ejercicio en el día a día?. Nos cuesta, nos cuesta porque muchos de nosotros olvidamos o dejamos de lado practicar no solo el respeto hacia los demás, sino “desear el bien” en toda su esencia, en toda su integridad.
En realidad, nunca sabemos a dónde nos puede llevar el “dar luz” a alguien. No obstante, sí sabemos lo que sucede si proyectamos resentimiento, odio o desprecio a una determinada persona, ya que lo más seguro, es que recibamos lo mismo. Hay quien dice que los instintos primarios en el ser humano son la violencia, el sentido de supervivencia mediante la agresión, e incluso el odio. No podemos aceptar tales principios, empezando sobre todo por este maravilloso cerebro emocional con el que hemos avanzado como especie.
Ahí donde ofrecer cuidado hacia los nuestros, empatizando con las emociones, con los sentimientos, somos capaces de trascender fuera de nosotros para proteger a nuestros hijos, para darles aliento en cada paso. Nos unimos en familias, construimos fuertes lazos de amistad y vemos al amor como una necesidad que cultivar en el día a día, la cual ofrecemos a la vez que recibimos.
Existe la violencia, no cabe duda, pero es un instinto tan primario en nuestro cerebro que ha quedado alojado en lo más hondo, envuelto por maravillosas estructuras cerebrales que priman la sociabilidad, la empatía, la memoria que se construye a base de emociones. El amor, es una esencia básica en el ser-humano, aunque en ocasiones, no la gestionamos ni la proyectamos como debemos.
Podríamos decir que a día de hoy, las sociedades modernas priorizan dimensiones como la competitividad, el apego a lo material, el acumular cosas, e incluso personas. Son muchos los que “desechan” relaciones personales como si reciclaran materiales, parejas que se crean y se rompen en pocos meses, amistades que caducan a través en las redes sociales… ¿Donde quedan las esencias? ¿Dónde el valor auténtico del respeto, el reconocimiento y el amor?.
El Poder de la Intención.
¿De qué modo podemos “enviar luz”?
Puede que llegado este punto te estés haciendo esta pregunta. Todo
depende de tus creencias, de tu religión, del modo de sentir el mundo, a
ti mismo y a este TODO que nos rodea. Si eres creyente puedes encender
una vela, hay quien manda energía a través del Reiki, y hay quien,
siendo algo más escéptico, puede simplemente hacerlo mediante el
pensamiento, mediante el reconocimiento interior. No obstante, es
imprescindible que exista una firme convicción y una clara intención.
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Imagen de Simply Beautiful.
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