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"Aburrida, reprimida sexual y espiritualmente, completamente vacía,
la mujer desarrolla dos grandes vacíos: el vacío sexual y el vacío espiritual,
razón por la cual se instala enérgicamente en la vida del hombre tratando de dominarlo
y de explotarlo con el fin de llenar el vacío.
Ese es el mito de la sirena, o de la "Femineidad", que provoca tanto sufrimiento.
La sirena, cuyo norte es atraer al hombre, desde el ombligo para abajo es un pez: completamente fría. Femenina y frígida. Atrae al hombre pero no lo puede satisfacer,
en cambio esta cola de pez hace que ella tenga que vengarse, hundiendo al hombre. Destruyéndolo. Sometiéndolo a su voluntad.
Este mito de la "femineidad" seduce por igual a hombres y mujeres.
A la mujer porque la "femineidad" le da poder sobre el hombre,
que es el que tiene poder sobre el mundo.
El asunto del poder -aclara- ella lo ha aprendido del patriarcado.
Pero el drama es que su "triunfo" sobre el hombre
es a costa de su propia persona.
De no ser persona.
Por su parte el hombre machista o patriarcal no le gusta la mujer persona
y por lo mismo lo excita mucho la sirena.
Esa que después intentará destruirlo...".
Lola Hoffmann.