La fealdad no tiene nada que ver con el cuerpo. Tampoco la belleza tiene mucho que ver con el cuerpo. La belleza o la fealdad del cuerpo es muy superficial; lo aunténtico viene de dentro. Si te puedes volver bella por dentro, te volverás luminosa. Ha sucedido muchas veces: incluso una persona fea, cuando se vuelve meditativa, empieza a ser bella. Lo he observado continuamente, año tras año. Cuando la gente llega aquí tiene la cara totalmente diferente. Cuando empiezan a meditar, cuando empiezan a bailar, cuando empiezan a cantar, su rostro se relaja. La tensión se disipa. Su desdicha, que se había vuelto parte de su rostro, lenta, lentamente, desaparece. Se vuelven relajados como niños. Sus rostros empiezan a brillar con una nueva alegría interna, se vuelven luminosos. La belleza y la fealdad físicas no son muy importantes. Yo puedo enseñarte a ser bella desde dentro, y esa es la verdadera belleza. Una vez que tengas esa belleza, tu forma física no importará mucho. Tus ojos empezarán a brillar de alegría; tu rostro tendrá resplandor, gloria. La forma se volverá irrelevante. Cuando algo empieza a fluir desde tu interior, cierto encanto, entonces la forma externa se pone de lado, pierde toda importancia en comparación: no te preocupes por ella. Medita, ama, baila, canta, celebra, y la fealdad desaparecerá. Eleva algo en ti, y lo inferior quedará olvidado, porque todo es cuestión de comparación, es relativo. Si puedes elevar algo en ti. Es como si hubiera una pequeña vela encendida en la habitación: enciende una luz más fuerte y la pequeña vela pierde toda su importancia. Trae la belleza de dentro, que es más fácil. Respecto a la otra belleza no puedo ayudarte mucho; no soy cirujano plástico. Puedes encontrar algún cirujano plástico que pueda ayudarte, pero no servirá de nada. Puede que tengas la nariz un poco más larga, mejor formada, pero no servirá de mucho. Si sigues siendo igual por dentro, tu belleza externa simplemente mostrará tu fealdad interna; servirá de contraste. Consigue tu belleza interna. Extracto de "El libro de la mujer", de Osho. *** |
Hay gente que con solo decir una palabra enciende la ilusión y los rosales; que con solo sonreír entre los ojos nos invita a viajar por otras zonas, nos hace recorrer toda la magia. Hay gente que con solo dar la mano rompe la soledad, pone la mesa, sirve el puchero, coloca las guirnaldas; que con solo empuñar la guitarra hace una sinfonía de entrecasa. Hay gente que con solo abrir la boca llega hasta todos los límites del alma, alimenta una flor, inventa sueños, hace cantar el vino en las tinajas y se queda después como si nada. Y uno se va de novio con la vida desterrando la muerte solitaria pues sabe que a la vuelta de la esquina hay gente que es así, tan necesaria. De Hamlet Lima Quintana. Publicado por Marcela Parolin. Refleja tu Amor www.refleja.com |
miércoles, 4 de julio de 2012
"La Belleza y la Fealdad"
Expandiendo Nuestra Consciencia.