“Hacerse adulto significa dejar de ser hijo/a, para sentirse independiente y formar un mapa de relaciones maduras,
en las que te sientes el sujeto que elige, no sujeto por la imposición. Si no se puede dejar de ser hijo, porque se sigue a la espera de ser querido, es imposible ejercer la acción de escoger desde la libertad; simplemente te encuentras sumergido en amores, amistades que no has elegido y no comprendes bien qué o quién te mantiene a ellas”.
L. Casanovas, en “La memoria corporal”