Desprogramar podría asociarse a devolver. Desde el momento de nacer, el entorno social va grabando en nosotros, o mejor dicho, provoca que nuestro intelecto grabe en sí mismo, a cada instante diferentes formas de condicionamiento, personajes extraños a nuestra propia naturaleza, comportamiento antinaturales e inclinaciones aberrantes. Desprogramar seria pues entender lo que se ha ido grabando e irlo devolviendo a lugar donde se generó, el vacío irreal de las doctrinas humanas.
Extracto de un comentario de Juan Trigo en “El terrorista interno” (Novela).
Imagen: Carolyn Blish