jueves, 21 de abril de 2011
Sanar El Tabaquismo, Saborear La Libertad
Dice Cristóbal Jodorowsky que toda adicción: al tabaco, al vino, a las drogas, etc. suele ser producto de un “hechizo”. Entendiendo por “hechizo” una fuerte fijación con el padre, la madre, o uno de los hermanos… Desde esta perspectiva, la adicción es un producto del nudo incestuoso.
¿Por qué se dice que el tabaco es como una epidemia?
El problema del tabaco no es local y va más allá de cualquier frontera. Por ejemplo, en los países de la Unión Europea el índice de fumadores es del 34%. En EE.UU, a pesar de que las campañas antitabaco son muy fuertes, en la actualidad cada día 3.000 niños norteamericanos empiezan a fumar.
¿Y como nace cualquier adicción?
La insatisfacción está en la base de cualquier adicción. No hay que establecer asociaciones deterministas, pero puede que una carencia de succión del pecho materno, nos haga más propensos a encontrar compensación en la “succión” de un cigarrillo. La necesidad que no quedó cubierta de manera natural, la vamos buscando inconscientemente en sucedáneos. Un adicto es alguien que pide y no saldrá de su adicción hasta que no deja de pedir.
¿No estaremos exagerando? ¿Hasta que punto el tabaquismo es tan perjudicial como lo pintan?
Debemos saber que, de cada 1.000 muertes que se producen en España, 151 se deben al consumo de tabaco, 15 a accidentes de tráfico, 4 a sida y menos de una al consumo de drogas ilegales. Por ello, es importante conocer que es erróneo equiparar el impacto sobre la salud del tabaquismo con otros riesgos como son los accidentes de tráfico o la exposición a la contaminación atmosférica.
¿Vale de algo que los demás insistan, con frases “debes de dejar el tabaco” o regalando manuales de como dejar en tabaco en x días?
El cuerpo del adicto está preso y no saldrá de esa cárcel sin una tremenda fuerza de voluntad. Si de verdad lo que queremos ayudar y el lo desea, hay que mostrarle por qué entró en la adicción.
Si dejar de fumar es una meta, veamos que dicen estos guías del camino:
Ramtha: “No se puede curar a un adicto hasta que le das todo lo que quiere y ya no pide más. Entonces es cuando poseemos una experiencia y cuando nos hacemos sabios. Asocia eso con los beneficios verdaderamente nuevos para la mente. Y el beneficio para la mente es el conocimiento. El conocimiento es como los pilares constructivos: nos sirve para construir nuevos hologramas y para crear realidades.”
Alejandro Jodorowsky: Hizo que el dibujante de cómic Moebius dejara de fumar con un sencillo acto (relato completo)
- Muy bien. Dame tu paquete de cigarrillos.
Saqué mi paquete de Gauloises, del que me había fumado la tercera parte. ¿Le echaría un sortilegio, lo transformaría en calabaza? Después de murmurar extraños encantamientos, Alejandro dijo, muy serio:
- Mi magia es poderosa pero muy simple. Para dejar de fumar, basta con tomar la decisión y tú ya lo has hecho. La clave está en acordarse de esa decisión y aquí se introduce la magia. ¿Quién tiene un lápiz?
Le tendí el que tenía y contemplé, fascinado, los ademanes seguros con que mi amigo retiraba la envoltura de celofán. Tomó el lápiz… ahora vería qué signo cabalístico, qué poderoso sortilegio, transformaría mi paquete de cigarrillos empezado.
- Muy sencillo: en una cara escribo esta palabrita: “No” y en la otra, esta frasecita: “Yo puedo”.
Alejandro volvió a poner el paquete en la bolsa de celofán y me lo devolvió como si fuera una bomba preparada para hacer explosión o nada menos que el Santo Grial envuelto en el Vellocino de Oro. Me dijo que guardara el paquete media docena de semanas, hasta que, liberado de todo deseo de fumar, se lo regalara a un necesitado (que debió de preguntarse qué significaba aquello de “No” y “Yo puedo”…).
Y desde entonces no he vuelto a sentir ni el menor deseo de encender un cigarrillo”.
Milton Erickson: A mujer que deseaba seguir comiendo y fumando, pero también bajar de peso, quien podía tolerar el ejercicio. A esta mujer la tuvo bajando y subiendo del ático al sótano de su casa. Le ordenó dejar las cerillas en el sótano y los cigarros en el ático, si deseaba fumar, debía bajar al sótano, sacar un cerillo, dejarlo sobre su caja, ir corriendo al ático por un cigarro, y volver a bajar al sótano para encenderlo… dejo de fumar y bajo de peso.
A veces, lo importante es que nos llegue el mensaje de que somos libres y que podemos abandonar cualquier hábito.
El ocultista G. I. Gurdjieff exigió a un alumno, fumador empedernido, que dejara el tabaco. Hasta que así no lo hiciera, le prohibió venir a verlo. El alumno luchó durante cuatro años contra su hábito, cuando logró vencerlo, muy orgulloso de su hazaña, se presentó frente al Maestro. «¡Ya dejé de fumar!», Gurdjieff le respondió: «¡Ahora fuma!».
Expandiendo Nuestra Consciencia.