domingo, 24 de abril de 2011
El Pensamiento Mágico: “Nadie es lo que cree ser. Nada es lo que parece ser”.
En la vida cotidiana ninguna persona actúa empleando todas sus células cerebrales. Utilizamos una pequeña cantidad de neuronas, ¿10, 20, 50?, pero tenemos muchos millones de ellas, tantas como estrellas vemos en el cielo. En esas pocas neuronas que utilizamos, reside nuestra “identidad”, un Yo artificial formado por la familia, la sociedad y la cultura. Pero no conocemos nuestro Yo real. Las neuronas que no utilizamos conscientemente en la vigilia, están vivas y funcionan todo el tiempo en forma inconsciente. Llevamos en el interior de nuestro cráneo una víscera que contiene toda la sabiduría del universo. Poca cosa es nuestra “individualidad” si la comparamos al ser inmenso que en esencia somos. Este ser se revela en nuestros sueños, transporta todas las respuestas, es capaz de realizar lo que por incomprensión de la realidad llamamos “milagro”…
Para desarrollar nuestras capacidades debemos, dominando el miedo a cambiar (cambiar significa desobedecer a la familia y a la sociedad), detenernos a observar qué sucede en nosotros. En el terreno intelectual, muchas veces petrificado por ideas obsoletas impuestas por la “tradición”, en una actividad angustiosa continua estamos rechazando la inmensidad de ideas que vienen a acompañar a cada pensamiento habitual que tenemos. Nuestro ego limitado flota como una pequeña isla en el infinito y poderoso inconsciente colectivo. Igual cosa nos sucede con los sentimientos, deseos y necesidades. Tenemos terror de sentir en forma diferente de lo que sienten nuestros familiares y amigos, de continuo nos asaltan deseos que por morales implantadas por sacerdotes fanáticos nos avergüenzan o inquietan, nuestras necesidades han sido deformadas por la publicidad industrial o por intereses políticos. Estos límites nos impiden pasar de la infancia a la conciencia adulta. En lugar de luchar con todas nuestras energías para obtener la total libertad espiritual, aparte de consumir inutilidades, nos engañamos enredándonos en toda clase de esperanzas románticas, como si el fin esencial de la vida fuera el cuento de hadas de encontrar un príncipe o una princesa ideales…
Si queremos cambiar al mundo debemos comenzar por cambiarnos a nosotros mismos: hablo de cambio en el sentido de desarrollo, de mutación.
Voluntariamente debemos enfrentar nuestros sufrimientos y nuestros miedos. El primero de ellos es no haber sido amados. Si nuestros padres no se conocen a ellos mismos y viven con un individualidad artificial, es imposible que nos amen realmente. Amar es conducir a los hijos a su máximo desarrollo de conciencia, amar no es implantarles ideas, sentimientos, deseos y necesidades caducos. No hay una sola persona que haya sido totalmente amada cuando fue niñ@. Todos debemos emprender la ardua tarea de descubrirnos tal como somos y no como nos dijeron que éramos, para por fin amarnos a nosotros mismos. Quien no se ama a sí mismo, no puede amar a los otros… Debemos enfrentar nuestros sentimientos y darnos cuenta que giramos como culebra que se muerde la cola enfrascados en emociones que sin cesar repiten las mismas emociones que tuvimos en la infancia. Lo que nos hicieron cuando niños, ahora nos lo seguimos haciendo, lo que no nos dieron ahora continuamos no dándonoslo… Sin miedo debemos respetar nuestros deseos, sin decirnos yo no soy así. Por monstruosos que nos parezcan, debemos dejarlos manifestarse en nuestra conciencia. Luego podemos decidir si nos conviene o no realizarlos… Debemos vigilar nuestras necesidades, ver si estamos respirando el aire que nos conviene, si estamos comiendo lo que necesitamos en verdad, si los objetos que nos rodean son necesarios, si el trabajo que devora nuestro tiempo es el que corresponde a nuestro talento, si la pareja que nos acompaña nos alegra o no la vida.
Este ejercicio es útil:
Sal a caminar. Cada cien metros cambia la manera de sentirte: Marcha como si fuera muy pequeñ@, casi enan@, marcha luego como si tuvieras un cuerpo enorme, luego marcha como si fueras la persona más fea de la calle, luego como si fueras la persona más bella, te sientes débil, te sientes con una tremenda fuerza, eres un/a asesino/a, eres un/a santo/a, eres el demonio, eres Dios, flac@, gord@, marchas triste, marchas llen@ de alegría.
Aún los científicos no saben qué es la materia universal. Apenas conocemos un 10% de ella. El resto es misterio. Nada es lo que creemos que es. Todo lo existente está vivo. Lo que parece inanimado en realidad vive en un tiempo más lento. Las montañas no están quietas, se desplazan en la corteza terrestre como inmensas olas. No hay que dar nada por invariable. Todo tiene la posibilidad de cambiar. Incluso tú mismo.
Te aconsejo este ejercicio:
Haz una lista de todo lo que crees ser y de todo lo que tienes o no tienes.. Y ponles fecha: “Estoy sol@, hoy” “No tengo trabajo, hoy” “No sé cantar , hoy” “Estoy rodead@ de amigos, hoy” ·”Estoy viv@, hoy” “Tengo varios hij@s, hoy” ” No hago milagros, hoy”. “No me amo, hoy”… Lucha por tu libertad y la libertad de los otros. Acepta con gentileza a quien sea diferente a ti.
Alejandro Jodorowsky.
Cabaret Místico. -8- EL PENSAMIENTO MÁGICO (5)
Imagen: Ruadh DeLone
Expandiendo Nuestra Consciencia.