“¿Quién soy de verdad?”, se preguntó una niña de seis años.
En el colegio la llamaban “La avioneta”, en casa era “Tormento”, sus padrinos siempre le decían “Mariquilla” y sus amigos de la plaza se dirigían a ella como “la Pinocho”.
Un día se dio cuenta de que vivía con cuatro identidades diferentes: en la escuela la de estar en las nubes, con sus padres la de ser una revolucionaria, con sus padrinos la del infantilismo crónico y con los amigos la de mentirosa compulsiva.
Cada identidad es una jaula, cuyos barrotes están fabricados de las letras que conforman nuestro nombre.
Plano Creativo.
Marcela Paz.
Chile.